Impotencia. Esa es la palabra que define con absoluta precisión lo que sufrió Sportivo Peñarol para empatar 1-1. Es que el Bohemio fue preso de sus propias ansiedades y nunca, pero nunca, pudo encontrarle la vuelta al entusiasta planteo de Trinidad. Fue intenso, pero en ese trámite, el que se mostró mejor parado fue Trinidad que con simpleza maniató a Peñarol y lo obligó a tirar pelotazos. En el arranque, Chávez tuvo el gol para el Bohemio pero definió muy mal. Fue la más clara de todo ese primer tiempo para un urgido Peñarol. En el complemento, llegaron las emociones y el que tuvo las primeras opciones más claras fue Trinidad en los pies de Germán Salla y de Nahuel Altamirano. Peñarol inquietó con un cabezazo de Sebastián Ríos que se fue apenas desviado. Pero a los 36′ Salla encaró solo y definió al primer palo para poner el 1-0 favorable a Trinidad. Ahí estalló la hinchada de Peñarol que no soportó ese gol del León y rompió los alambrados, pretendiendo ingresar al campo de juego. La policía evacuó la tribuna visitante y en la reanudación, Peñarol llegó al empate con el gol de Ríos. Después, intentó todo. Metió mil centros pero Trinidad, con orden, lo controló, privándolo de una chance más de pelear el título.