Para la historia. Para estremecer y convulsionar un pueblito que respira fútbol. Así lo hizo Peñarol de San Isidro que en una dramática definición de la edición 2009 del Torneo de Campeones del interior sanjuanino, venció primero en los noventa minutos a Sportivo 25 de Mayo y después, con su arquero Roberto Molina como héroe, llegó a la gloria al ganar también en los penales en un ajustadísimo 2 a 1.
Fue premio para la reacción que supo esgrimir Peñarol porque después de un primer tiempo en el que sintió demasiado la obligación de revertir el resultado de la primera final, dio ventajas, dudó mucho y hasta perdía merecidamente por 1 a 0. Sportivo 25 de Mayo jugó una gran primera parte y pudo haber resuelto la final en ese tramo del partido pero se quedó, entregó la iniciativa y lo pagó muy caro.
El arranque estuvo muy lejos de lo que imaginaban todos porque Peñarol no tomó las riendas del partido. Al contrario, se paró muy atrás, le dio lugar al oficio de 25 de Mayo y la pasó mal. Sin la pelota, contenido, atado. Así vio como los veinticinqueños hacían lo suyo y a los 29m. llegaban al gol tras un gran ataque colectivo que terminó solo Hugo Aballay para fusilar a Molina. Un golpe terrible para el Mirasol. Un mazazo.
Pero el amor propio de Peñarol tendría que aparecer en algún momento de la final y fue en el segundo tiempo. Ahí Peñarol fue Peñarol. Conducido por Avila, empujado por Diego Santana, el conjunto jachallero encontró rápido el empate en un centro que definió abajo y fuerte José Muñoz. Sportivo 25 de Mayo ya no era el mismo. Ni Nievas ni Cuello podían manejar los tiempos en el medio y todo su trabajo se recostó en la defensa. Así, a los 21m. en una jugada que parecía morir en los pies de Farías, Diego Santana la peleó hasta el final, trabó, ganó y le sirvió el gol a Torres para poner el 2 a 1 y desatar la locura de todo Jáchal.
Quedaba mucho por delante pero Peñarol se afirmó mejor que nunca. Sportivo 25 de Mayo fue desesperación e impotencia y así se encaminaron al final más dramático de todos cuando aparecieron los penales.
Empezó la serie el Decano veinticinqueño con una estupenda ejecución de Lucas Aballay. Marcos Mura fue por Peñarol y su remate fue tapado por Cristisn Fernández. Siguió la serie y apareció gigante la figura del Chato Molina en Peñarol para tapar los remates de Néstor Caballero y Hugo Aballay mientras veía como sus compañeros Lucero y Carlos Avila desperdiciaban sus chances. Llegó el cuarto penal de la serie y el capitán de 25 de Mayo, Hugo Azcurra se apuró. Ejecutó antes de la orden del juez y tuvo que volver a repetir la ejecución sólo que esta vez su remate se fue desviado. Llegó el turno de Torres en Peñarol y no perdonó. Y claro, Roberto Molina sabía que su momento en la gran final había llegado y con toda tranquilidad fue, le dio suave y desató el milagro en San Isidro. Campeones y con todas las de la ley.

