¿Le encontraron la vuelta a este San Martín? ¿Por qué perdió sus dos partidos como local de la misma manera? ¿Resultó productivo colocar cinco delanteros, igual que le había pasado ante Chacarita en el otro 0-1 de la temporada en Concepción?
Incógnitas para el presente del equipo de Darío Franco que sigue siendo puntero de la B Nacional, ahora en compañía de Rafaela, tras once fechas de la campaña. El Verdinegro pagó demasiado caro un error en una pelota parada, igual que ante el Funebrero, y el 1-0 de Atlético Tucumán en el amanecer del partido resultó condena. El segundo tropezón consecutivo que provocó que en el pelotón de arriba queden todos apretados, incluido el equipo de Enrique Hrabina, quien ayer en su primer regreso al Hilario Sánchez tras dirigir el equipo hasta marzo último fue tratado prácticamente con indiferencia.
San Martín fue amo y señor del dominio del balón desde el inicio. No hubo que esperar más de dos minutos para darse cuenta que la visita iba a plantarse con un 4-4-2 a ultranza. La misión iba a ser desactivar ese cerrojo planteado por el Ruso. Si la idea era esa para los tucumanos, todo se potenció más con el gol de Fondacaro a los 17′. Centro de Ramos al área, el lateral la paró, tuvo tiempo de girar y clavar el remate letal. Un error supremo para un partido tan parejo y con el panorama tan claro. La tarea de ganar se complicó el doble. Más aún porque Scatolaro no estuvo en su mejor versión y con Messera en la platea, el equipo hizo lo que pudo. Buscó por el costado de Acosta con centros, pero Barone y Páez neutralizaron bien a Penco, el único nueve de la formación de Franco. No hubo diagonales ni de Poggi ni de Roberval para desarticular a la defensa rival, que a esa altura ya contaba con siete hombres. Igual, Penco se coló en una jugada por el centro de la zaga y metió un frentazo que la figura de la noche, Ischuk, desactivó incluso con la ayuda del palo. Passaglia se fue nublando con el correr de los minutos y por eso Roberval fue el otro que inquietó en ese parcial con un derechazo que careció de potencia.
La película fue idéntica en el complemento. Más aún cuando Páez potenció su apodo de Satanás y vio la roja por un codazo a Penco. Así, Franco puso un quinteto de atacantes en pos del empate. El equipo ya no tenía claridad, aunque generaba riesgo. Scatolaro metió un zurdazo alto, Caprari hizo estirar a Ischuk con un derechazo que contuvo el uno, Martelotto se demoró en un remate y en la última, Roberval la tiró alta cuando el empate parecía seguro.
