El estreno de Martín Palermo como técnico de Godoy Cruz tuvo un sabor agridulce, porque el equipo mendocino cortó ayer una racha de cuatro reveses consecutivos, pero llegó a 9 partidos sin ganar, tras empatar 0-0 con Quilmes. La influencia de Palermo sólo se notó en la intensidad con que el equipo presionó durante la primera parte, porque continúa siendo el mismo de siempre, ése que carece de actitud y padece grandes problemas a la hora de crear juego.
Durante la primera parte, Godoy Cruz presionó a Quilmes, cortó los circuitos por los cuales la visita podía progresar en el campo de juego, pero tuvo grandes problemas en la creación de fútbol. Con Godoy Cruz sin poder plasmar la superioridad en ataque, y un Quilmes contenido, el partido se hizo chato y aburrido, lo cual provocó que las primeras jugadas de riesgo se observaran pasada la media hora.
A los 34’, Facundo Diz cabeceó desviado sobre el palo izquierdo, en tanto que, a los 38, Emanuel Trípodi tapó un remate de Mauro Obolo. En el segundo período se intensificó la confusión. Godoy Cruz mantuvo la iniciativa, pero eso no le sirvió de nada, porque nunca creo verdadero peligro sobre el arco defendido por Trípodi. Lo único que llegó a parecerse a una situación de gol fue un remate de Leonel Ríos, a los 32’, que Trípodi contuvo con un poco de esfuerzo. Quilmes, prácticamente, no hizo nada.
Aguantó en su campo y trató de contraatacar. Sin embargo se fue conformando cada vez más con el empate.

