Es que ayer en el Palacio Tomás Ducó el Millonario cumplió con la primera de las cinco fechas que le impusieron de sanción para jugar fuera de Núñez, siendo las tres primeras sin público. Así, se vivió una previa en un "silencio stampa" y los 90′ como sonido de ambiente mezclado entre los relatores y las indicaciones de los futbolistas en el campo de juego.

A diferencia de otros encuentros y para una regulación mayor, el único acceso para llegar al estadio fue por calle Colonia. Un vallado, veinte policías y un comisario con la lista de los "permitidos" en la puerta era el cuadro de situación dos horas antes de largar el partido. En la lista que tenía el uniformado estaban desde dirigentes a pasa pelotas. Incluso, algunos fotógrafos, que suelen ingresar al estadio sin acreditarse de forma especial sino con el carnet del AGRA, debieron esperar varios minutos hasta ser habilitados. De hecho, futbolistas como Daniel Vega, el arquero que está lesionado en River, tuvo que hacer un llamado a un alto dirigente de la Banda para que lo dejen pasar.

Aunque no todos se quedaron en sus casas para ver a River por TV. Un grupo de 50 hinchas se acercó a uno de los accesos e improvisaron un banderazo en protesta por la prohibición y ante el pedido de retirarse de la policía lo hicieron sin causar incidentes.

La escenografía en el Ducó era desoladora. Se escuchaban los +largá+, +cruzala+ o +paso+ de los futbolistas. Sin gente y con la mayoría de los periodistas en las cabinas, no había mucho más para escuchar. De hecho, en los goles salvo los gritos de los futbolistas no pasó nada más. Todo una muestra de lo mal que anda el fútbol argentino que perdió hasta buena parte de su esencia.