Del Potro se ganó el derecho para soñar a lo grande. El número 3 del mundo y campeón del US Open en 2009 llegó otra vez -como el año pasado- a las semifinales del torneo que más le gusta. Superó al gigante estadounidense John Isner por 6-7 (-5-7), 6-3, 7-6 (7-4) y 6-2 y está a dos partidos de repetir su gran logro, en un camino en el que podría encontrar al mismo rival de 2017: el español Rafael Nadal, número 1 del mundo, que chocará esta noche contra el austríaco Dominic Thiem.
Los otros encuentros de cuartos de final se llevarán a cabo el miércoles: el croata Marin Cilic (7°) enfrentará al japonés Kei Nishikori, mientras que el resurgido serbio Novak Djokovic (6°) se medirá con el australiano John Millman (55°), verdugo en octavos de final del suizo Roger Federer.
Los gigantes quedaron cara a cara bajo los 33 grados sofocantes del cemento estadounidense. Por los cuartos de final del último Grand Slam del año, Juan Martín Del Potro llegaba con viento a favor a una escala exigente contra el local John Isner (11°).
Sólido y sin haber cedido un set en sus cuatro presentaciones anteriores (era el único de los ocho tenistas que llegaban a esta instancia en conseguirlo), el tandilense había gastado poca energía en el torneo, algo muy valorable para afrontar el calor que tanto perturbó a los tenistas.
Pero enfrente estaba un especialista en canchas duras, dueño del mejor servicio del circuito: Isner registra la mayor efectividad en la temporada y es el líder en aces en esta edición del US Open. Y un rival que obliga a agudizar la paciencia.
Por eso no llamó la atención el arranque del juego, con ambos sosteniendo el juego desde su servicio. Alcanza con un dato para graficar el trámite: en apenas 16 minutos se jugaron los primeros cinco games: fueron al primer descanso con el marcador 3-2 para el local y sin ninguna chance de quiebre.
La primera chance de quiebre fue para Delpo con el partido igualado en 5 y después de 40 minutos de juego. Encima Isner falló su primer servicio con un saque centrado que se fue apenas ancho. Por eso el tandilense se le fue encima en busca de esa ansiada chance: se metió en la cancha para tomar la iniciativa en el segundo servicio. Pero no pudo. El saque alto del estadounidense obligó a un revés incómodo que quedó flotando del otro lado de la red. Isner ganó el punto con una derecha invertida. Y otra vez a seguir batallando. Directo al tie-break.
El número 58 de Isner en el año, lo que marca un rasgo distintivo en el juego del gigante número 11 del mundo, acostumbrado a juegos de largo aliento. Y en el desempate estuvo más fino. Supo meterse en la cancha cuando Del Potro falló su primer servicio, se aferró a un mini quiebre y se llevó el primer set 7-6 (5). El primero que cedió el argentino en el torneo.
En el segundo set empezó a romperse la estructura del juego. Isner volvió a usar el comodín de su saque cuando estuvo en apuros (ace para salvar un quiebre en el segundo juego) y Delpo de a poco soltó más su derecha, el famoso martillo que cuando sale limpio no encuentra resistencia.
Ya no llevaban la contundencia de antes los saques de Isner. Entregó otras dos chances quiebre en el cuarto juego. Hasta que finalmente su drive de sobrepique se fue ancho. Y por primera vez el argentino tomó las riendas del tanteador.
Delpo vio el hueco y entró. Ganó el 88% de los puntos jugados con el primer saque mientras Isner bajó en su mejor ítem: pasó del 80% de efectividad del primer set a 70% del segundo, cometió dos dobles falta y bajó de nueve a seis aces. El resultado: 6-3 para el argentino.
La tercera manga dejó en claro que no iba a haber grandes diferencias entre los gigantes. No se dieron tregua. Delpo salvó dos puntos de quiebre en el tercer game y no pudo concretar los tres que tuvo (uno en el juego inicial y dos en el séptimo).
Otra vez el saque marcó el pulso. En la primera parte del set el tandilense sacó barata su baja efectividad en los primeros servicios (metió apenas 9 de 20 hasta el sexto juego) al mismo tiempo que Isner conectaba su ace número 20 (contra 9 de Delpo).
Los puntos largos eran todos para el argentino, pero el local equilibraba con los que conseguía "gratis" desde el servicio. Hasta que en el tie-break se impuso la jerarquía del número tres del mundo.
Para ese entonces, el vuelco en su saque había sido rotundo: terminó la manga con 91% de efectividad con el primero: una bestialidad, ganó 21 de las 23 veces que lo puso en juego. Y apenas tuvo 4 errores no forzados contra 14 de Isner.
Apretó el puño Delpo. Pegó su alarido característico. Y dio un salto hacia el banco. En busca del envión final rumbo a las semifinales. Ese andar positivo se ratificó en el comienzo del cuarto set, cuando el argentino quebró en el segundo game. Por como se había dado el partido hasta ahí, sin breaks a favor del estadounidense, parecía una diferencia muy difícil de descontar.
De golpe aparecieron algunas dudas en Del Potro, que después de haber desaprovechado un doble break point que prácticamente liquidaba el partido en el cuarto game, cometió dos dobles faltas en el juego siguiente que lo pusieron contra las cuerdas. Pero también de eso salió indemne y consiguió conservar el saque.
Fue la sentencia para Isner, que ya sufría el partido. Y en el octavo game, con un nuevo quiebre, Del Potro consiguió el 6-2 definitivo para ratificar que es uno de los más grandes del tenis actual. Su tenis le da alas para soñar con todo y creer que su segundo Grand Slam es posible. Ya solo le quedan dos pasos más.