En la velada de boxeo amateur que se vivirá esta noche en el Mocoroa habrá una exhibición, que definitivamente no será una más. Se espera que cuando presenten a Neri Alberto Gordillo un volcán de emociones inunde todo el recinto y al propio protagonista, quien se dará finalmente el gusto de subirse a un cuadrilátero a sus 29 años de vida, tras perder la vista hace 5.

“Vengo contando los minutos, diría que hasta los segundos. Estoy con la ansiedad siempre por delante. Es que será un sueño hecho realidad”, afirmó durante una pausa en su entrenamiento.

Este día, que se volverá inolvidable en su vida, es la concreción de un anhelo que nació hace más de 20 años. Hijo y nieto de aficionados al boxeo se acercó al gimnasio en su adolescencia y lo tomó Eduardo Fernández, quien hoy estará en su rincón dándole todas las indicaciones necesarias. Afectado por diabetes, Neri reconoció abiertamente las cosas que no hizo bien: “A raíz de la enfermedad perdí la vista hace cinco años. Es que me volví adicto a la Coca Cola y además por un hueso en el pecho que se me quebró, eso aceleró todo para que perdiera la visión”.

El hoy también futbolista de la liguilla para ciegos en San Juan cayó en un profundo pozo en ese entonces. “Fue un momento muy duro. Me costó asumirlo… un montón”, describió.

Con el paso del tiempo fue elaborando su situación, aunque no podía sacarse la espina del boxeo. “Antes de dejar, yo estaba preparándome para lo que iba a ser mi primer combate. Y después, cada vez que entraba a mi pieza y acariciaba los guantes se me venían muchos recueros. Del club y de mi adolescencia”, relató. Hasta que llegó la propuesta de su ex entrenador el año pasado. “Lo encontré desganado. Le dije que volviera al gimnasio y que tendría la misma atención que cualquiera. Que podría hacer todo, menos guantes”, afirmó el entrenador. Pero esas no eran las condiciones que quería Neri, quien respondió que volvería sólo si podía subirse al cuadrilátero. La dedicación y disciplina fueron el principal impulsor para que se fuera construyendo lo que sucederá hoy en el Mocoroa.

Esequiel Maldonado, de 23 años, será hoy su contrincante. También será especial para él porque había dejado el boxeo y entendió que volver le hace tan bien a su cuerpo, como mente y alma. “Vamos a ejecutar técnicas. Un trabajo liviano. Igual le dije que él no se mida, que tire tranquilo, ya aprendí a asimilar”, soltó Esequiel.

Durante la exhibición será necesario que lo único que se escuche sea la voz de Fernández dando las indicaciones. “Voy a necesitar el silencio. Con el sonido de los guantes y de la respiración de mi rival voy a saber ubicarlo. Eso y las indicaciones de Eduardo serán suficientes”.

Antes y después de la demostración, Neri sí espera mucho ruido. “Me dijeron que van a estar mi familia, amigos, compañeros de la escuela Braile y chicos del Pueblo Viejo, porque soy hincha de San Martín. Dijeron que van a traer bombos”, adelantó el admirador del ’Chino’ Maidana “por su estilo frontal”, argumentó.

Más allá de las ganas de Neri y del apoyo de Eduardo, hubo consultas con especialistas para ver si las buenas intenciones no podían traer efectos negativos. La velada es auspiciada por la Municipalidad de la Capital y su director de Deportes, Leandro Fernández, realizó las averiguaciones. “Nos pareció buena la idea que sea una demostración. Hablamos con psicólogas del área de Desarrollo Humano y con el doctor Agüero, también del Municipio. Todos coincidieron en que es una buena idea porque hará realidad su sueño”, afirmó el funcionario.