¿Se acuerda cuando en el canchero estilo argentino para diferenciarnos de alguien decíamos: "Son todos japoneses"? Apoyados en esa sensación de que los hombres nacidos en el país del Sol Naciente "son todos iguales".

Después de haber visto ayer la victoria de la selección japonesa sobre Dinamarca, que le permitió clasificarse a octavos de final, lograda con dos golazos de tiro libre, ¿de qué nos disfrazamos?

Honda desde lejos, con complicidad del arquero, y Endo de 18 metros con un chanfle, demostrando que aunque Diego Maradona diga que esta pelota no dobla, si se le entra con la justeza suficiente se le puede dar, como se dice ahora, "rosca".

Esta pelota que ha despertado tanta polémica es la misma que se utilizó en los torneos de Argentina e Inglaterra. Y si uno hace memoria, salvo en los partidos de verano cuando recién tomaron contacto con ella, se escucharon protestas de arqueros. Algo de cierto debe haber, en que adentro tiene un resorte, para que voces autorizadas encabezadas por Ilker Casillas y Gianluiggi Buffon se refirieran peyorativamente a ella como "pelota de playa".

Polémicas aparte, ahora no queda otra que afirmar que: "No somos todos japoneses". Ellos le encontraron la vuelta a la Jaboulani y contra los daneses la pusieron donde quisieron: el fondo del arco rival.