Un mazazo. Un golpe directo a la ilusión, una dosis de cruda realidad pintada con el color de la impotencia, matizada con la humanización de ese que no parece humano y condimentada con la ansiedad de un pueblo que clama ser campeón de una vez. Síntesis cercana para el frustrante y frustrado debut de Argentina en el Mundial de Rusia, donde sin jugar todo lo que puede ni haciendo todo lo que debe, tuvo que conformarse con el empate 1-1 ante la desacomplejada Islandia que jugó a no jugar y dejó masticando impotencia a un tal Messi y sus amigos. Tendrá que haber eso sí y de acá al jueves 21, esa profunda y verídica autocrítica firmada en un punto aparte que no sea punto final. Todo, si es que sirve de consuelo, está a tiempo. Afortunadamente hay dos partidos por jugar y un equipo al que le sobra gloria como para salir a flote.
Pero hubo un amargo y frustrante debut en el que Argentina entró a jugar el partido que quería y debía jugar: Teniendo la pelota, dándole circulación, moviendo a todos y abriendo la cancha. Islandia fue Islandia, orden y entrega inclaudicable. En los primeros 15′ de Mundial, Argentina se ilusionó. Meza, por un lado, Di María por el otro, abrían camino y Messi con Aguero sintonizaban bien. Era para entusiasmarse. Y el premio llegó porque ahí nomás el Kun controló, giró y de zurda la clavó en el ángulo para desatar los sueños argentinos. Arriba Argentina y otro partido para jugar porque Islandia debía salir, abrirse. Pasó poco de eso y en el primer avance a fondo, todo se derrumbó. Islandia cruzó la pelota de costado a costado, dudaron todos y llegó apenas 4 minutos después el frustrante empate de Finnbogason. Fue el principio del fin. Tal vez el anuncio de una muerte anunciada. Es que Argentina no pudo sacudirse más. Terminó el primer tiempo sin más lucidez, con receta repetida.
En el complemento, Sampaoli -más confundido que nadie- volvió con los mismos nombres. Más de Biglia y su intrascendencia, más de Di María y su tibieza. Argentina perdió lucidez y empezó a prenderle velas a Messi, su talismán. Y claro, llegó la más terrenal de todas las postales del 10 cuando no pudo acertar su penal. Más frustración. Más amargura. Sampaoli reaccionó tarde. Adentro Banega, tarde Pavón, desesperado con Higuaín para buscar remedio a un debut opaco, preocupante y desencantador. Argentina no supo ni pudo, eso es lo que más duele. Tiempo queda, nombres hay… y esperanzas sobran.
La racha de Lionel
Era el penal ganador y no pudo ser. Halldorsson, con una buena estirada, le ahogó el grito a Lionel Messi y, así, generó que el capitán argentino consume su tercer penal fallado con la camiseta de la Argentina. El crack rosarino acumula tres disparos errados desde los 12 pasos sobre un total de 16 ejecuciones. Ya había fallado dos veces antes (ambas ocasiones en amistosos): contra Alemania en el 2012, cuando Neuer le atajó el remate (triunfo 3-1 de la Selección) y contra Brasil, en el 2014 (derrota 2-0, Jefferson le sacó el disparo).
CIFRAS
1 El gol del Kun Agüero fue el primero que convirtió el goleador en tres participaciones mundialistas con la Selección argentina.
2 Son los años que pasaron para que el arquero Halldorsson volviera a contener un penal, el último fue en septiembre de 2016.