Siempre se habla de la gran capital del ciclismo argentino. Y ayer una muestra de esa pasión quedó reflejada en Punta Negra donde tanto los ciclistas como también los aficionados, brindaron un espectáculo loable. La tarde estaba nublada, incluso había pronóstico de lluvia pero nadie se imaginó que ese trueno que aturdió a todos en pleno ascenso al dique, provocaría una intensa lluvia con granizo incluido. Allí, donde la temperatura bajó diez grados en menos de los diez minutos que duró el ascenso fue una muestra de pura entrega. Lejos de atemorizarse por el fenómeno climático, la multitud apostada en los "caracoles" no se movió del lugar y empapados por la tormenta alentaron a sus ídolos aún con más ganas. Ellos, los verdaderos protagonistas, dentro del pelotón sacaron muchas más fuerzas para escalar a la cima del dique donde en el paredón la visibilidad era escasa producto de la cantidad de agua que caía. Arriba viajaban los cuatro fugados: Dotti, Pérez, Pastrán y Melivillo, mientras atrás el pelotón entero lejos de apretar los frenos, bajó a toda velocidad el paredón por Zonda. A toda velocidad, con el pavimento totalmente mojado y la lluvia que nunca cesó, los ciclistas brindaron un espectáculo aparte que sirvió como premio a ese aguante de los fanáticos que soportaron el agua y el frío en Punta Negra.
El premio para los ciclistas llegó en Chimbas, que copó sus calles, con -según cifras oficiales- aproximadamente 30 mil personas en las calles que le dieron con su aliento el mejor obsequio para ellos, los ídolos de los caballitos de acero.