El 5 de junio pasado, toda Holanda pensó lo peor para su gran estrella, Arjen Robben. El 6-1 en el amistoso fue minúsculo ante la lesión del crack del Bayer Munich alemán que llevó a pensar a muchos que la Naranja se quedaría sin su As. Ayer, en el cierre del grupo ante Camerún, volvió a jugar y darle vida a las chances holandesas de coronarse por primera vez en su historia. Encima, la tarde en Ciudad del Cabo no pudo ser mejor gracias al 3-1 sobre los africanos que por primera vez en un Mundial se van en la primera ronda con un triplicado de caídas.

Robben disputó poco más de 20′, pero lo importante es que no mostró ningún síntoma de su contractura en la pierna izquierda que lo puso en jaque para Sudáfrica. Sus compañeros hicieron ver fácil una victoria que sólo sirvió para sumar confianza y esperar entonados a Eslovaquia.

Los gritos europeos fueron por obra de Van Persie y Huntelaar, mientras que Eto’o seguramente se despidió de su seleccionado marcando su último tanto.