Le duele. Le duele mucho. Deja el Rod Laver Arena envuelto en aplausos pero con un físico maltrecho, con una lesión que le dificulta subir los escalones que lo llevarán de vuelta al vestuario. Y mientras tanto los que llegaron al Melbourne Park no salen de su asombro: Rafael Nadal acaba de abandonar en cuartos de final y el Abierto de Australia se queda sin su final soñada.

 

Las siete de la tarde era la hora señalada. Ya sin ese sol asfixiante de Melbourne, el mismo que padeció Juan Martín Del Potro cuando fue eliminado en tercera ronda, Nadal debía enfrentarse al croata Marin Cilic.

 

El partido arrancó con un claro dominio de Nadal. El español ganó el primer set por 6-3, con un alto porcentaje de primeros servicios y golpes más punzantes que ante el argentino Diego Schwartzman. Además, redondeó números con 17 winners y apenas siete errores no forzados, en el mejor nivel que había mostrado en Australia.

 

El número 1 del ranking logró un nuevo quiebre en el segundo set tras una doble falta del croata, desconcertado y nervioso por una violación de tiempo que le cobró la jueza. Sin embargo, Cilic se recuperó y su potencia lo llevó a igualar el partido al ganar el set por 6-3.

En el tercer set se vivieron 72 minutos de pura tensión. Enfurecido tras perder un set point, Nadal llevó el juego al tie break. Cilic falló un drive clave cuando iban 5-5 y el mallorquín no perdonó para cerrar el set con un smash y descargar una celebración eléctrica.

 

Sorprendió, entonces, que el croata dominara a voluntad el cuarto set. El cuerpo de su rival ya daba señales de agotamiento. Con el juego 1-4, entonces, Nadal, cuyos movimientos eran cada vez más reducidos, solicitó la asistencia médica.

 

El número 1 del mundo, cuyo lugar tiene asegurado pese a esta repentina eliminación, recibió un masaje en la parta alta de la pierna derecha. Pero no pudo volver a correr con normalidad, y con el juego 0-2 se acercó a la red y decidió dejar la cancha.

 

 

Cilic lo saludó y luego salió a festejar su avance a semifinales, donde enfrentará al británico Kyle Edmund (49º). Pero las miradas apuntaban a quien dejaba la pista, ovacionado y visiblemente dolorido. “Increíble partido, es una pena que no haya podido terminar”, dijo el croata, apenas concluido (abruptamente) el duelo.

 

 

El primer Grand Slam de la temporada se mantiene como una pesadilla para Nadal. Pese a su victoria en 2009, en cinco sets y más de cuatro horas ante Roger Federer, Australia no le sienta bien. Los problemas físicos lo atacaron en 2010, 2011, 2014 y ahora. Además, en 2013, estaba lesionado y no pudo participar. En 2007 y 2015 también tuvo inconvenientes físicos en las derrotas con Fernando González y Tomas Berdych.