El español Rafael Nadal consiguió ayer su 16to título de Grand Slam al apabullar en la final del Abierto de tenis de los Estados Unidos al sudafricano Kevin Anderson por 6-3, 6-3 y 6-4, con una actuación tan sólida como deslumbrante que le permitió afianzarse como número 1 del mundo.
El mejor jugador del planeta, en 2 horas y 27 minutos de juego, mostró toda su jerarquía para aplastar a un rival que debutaba en una definición de Grand Slam e hizo lo que pudo ante el dominio del español.
Como era de esperar, Nadal salió a poner presión sobre el servicio desde el primer punto ante Anderson, 32do jugador del ranking mundial de la ATP, quien nada pudo hacer ante el español.
Anderson no pudo con el juego de Nadal, ya que si bien sumaba aces, cuando la pelota volvía sólo sumaba problemas, porque el mallorquí hacía lo necesario para hacer dudar a Anderson, quien mantuvo su servicio durante sus primeros tres turnos, pero a un costo altísimo; además de salvar cuatro puntos de quiebre, debió sacar 42 veces para sumar tres juegos.
En el mismo lapso, a Nadal le alcanzaron con apenas 15 servicios. Tan clara era la diferencia que sólo restaba esperar el momento del quiebre, que llegó en el séptimo juego. Después de una doble falta del sudafricano, Nadal se le fue encima y sacó la primera gran ventaja del partido.
El impacto psicológico para el vigesimoctavo preclasificado fue grande. Estaba sacando bien, no había sentido el hecho de jugar su primera final de Grand Slam, pero enfrente tenía un rival que igual lo desbordaba.
Por el contrario, el quiebre a Nadal lo alimentó. Sabía que más de medio primer set estaba en su poder. Y no faltó nada para que estuviera todo dentro: un turno de servicio de saque sencillo, como todos los que había tenido hasta ese momento, y otro quiebre para poner el 6-3.
Poco cambió a medida que transcurría el partido. Nadal se mostraba dominante con su saque, sin conceder siquiera una opción de quiebre, y minaba la resistencia del sudafricano: lo hacía correr, le variaba las alturas y la potencia, al tiempo que lo superaba cuando lo traía a la red.
Incluso, estaba preciso cuando iba a definir adelante, con 16 puntos ganados sobre 16 jugados en el partido.
Con ese juego y esos números, estaba claro que sólo faltaba esperar el cierre y completar el resultado final. Como en toda la tarde neoyorquina, Nadal no dudó con su servicio y cerró el partido en su segundo match point, con una volea de revés que dejó sin oportunidades a Anderson.
Un año fabuloso
Para Nadal, que no ganaba un título sobre cancha rápida desde Doha 2014, el de ayer fue el tercer trofeo que logra en el cemento neoyorquino después de los logrados en el 2010 y 2013.
Además, cerró la temporada de los grandes con los títulos de Roland Garros y el US Open, más la final en el Abierto de Australia.
“Lo que me ha pasado este año es increíble”
La pista central del US Open, la más grande del planeta tenis, se silenció en la ceremonia de entrega de trofeos para homenajear a la figura de Rafael Nadal. Después de ver un vídeo en los marcadores con sus 16 títulos de ’Grand Slam’, el mallorquí recogió el tercer trofeo en el Abierto. Él reflejaba la cara de la victoria mientras que a Anderson le tocaba el papel de secundario.
‘Felicidades, Rafa, tenemos la misma edad pero la sensación que tengo es que he estado observándote toda mi vida. Eres uno de los grandes embajadores de mi deporte‘, decía el gigante sudafricano.
‘Me gustaría felicitar a Anderson porque ha sido un ejemplo de superación. Lo que me ha pasado este año es algo increíble‘, dijo Nadal.
Sobre la última presencia en un gran torneo de su tío Toni, el campeón de 16 grandes comentó que ‘sin él no hubiera jugado al tenis. Siempre estuvo detrás mío para superar todas las sensaciones adversas. Espero volver el año que viene y seguir luchando para jugar muchos años más‘, resaltó el número 1 del mundo.