Fotos: Marcos Carrizo y archivo de DIARIO DE CUYO.
A lo largo de su historia, el Sporting Club Alfiles tuvo innumerables momentos emotivos. Grandes victorias, títulos y otras celebraciones, pero sin dudas que el más glorioso fue el de aquella tarde del 12 de septiembre de 1971, cuando Los Pumas llegaron a San Juan para inaugurar su cancha de Punta de Rieles, en Rivadavia. El partido terminó 76-6 en favor del seleccionado nacional y Jorge Abelín, de penal, marcó todos los tantos de Los Elefantes a través de su poderosa patada a los palos.
Hoy, día en que Alfiles cumple 90 años de vida, el exintendente de Rivadavia (1991-1999) cuenta sus recuerdos de aquella gesta deportiva que quedará por siempre en la retina de todos aquellos que estuvieron presentes y también de los amantes del rugby, ya que fue la primera vez que el equipo argentino jugó un partido en la provincia.
“Cuando vinieron Los Pumas yo jugaba en Amancay. En ese momento el club tenía un gran nivel y Alfiles me llamó a mí y a otros compañeros como refuerzos para aquel partido. Desde que nos enteramos nos volvimos locos de alegría y entrenamos intensamente durante varios días. En ese momento había jugadores de renombre en San Juan y todos pusimos lo mejor de cada uno para Los Elefantes”, recuerda Abelín, quien jugando en la posición de segunda línea se caracterizaba por ser un excelente pateador.
“Yo jugaba de segunda línea y en los entrenamientos me fui dando cuenta de que podía patear. Siempre buscaba un ángulo y pateaba con chanfle porque era futbolero”, aseguró Jorge Abelín.
Los Pumas llegaron a la provincia un día antes y se alojaron en el Hotel Nogaró luego de una exitosa gira por Sudáfrica. El plantel estaba plagado de figuras como Héctor “Pochola” Silva (capitán), Miguel Morgan, Bernardo Otaño, Hugo Miguens, Marcelo Pascual, entre otros. Entonces, con el objetivo de no desentonar, el equipo sanjuanino debía salir a la cancha con lo mejor que podía tener. “La idea era tener un conjunto medianamente competitivo para jugar y lo formamos con Ricardo Pósleman, Luis Barroso, Francisco Quiroga, Roy Kirby, Jorge Estévez, Rodolfo Oliver y otros muchachos de gran nivel”, detalló.
En esa sintonía, Abelín dijo que “en esa época, jugar contra el seleccionado argentino, era como tener que enfrentar ahora a Lionel Messi. Fue impresionante, un orgullo tremendo. Porque aparte el rugby en esa época era otro, más vistoso, sin desmerecer al actual que tiene más choque”.
La familia del rugby esperaba ansiosa y contaba las horas para poder ir a la inauguración de la cancha de Alfiles y así ver de cerca a las estrellas de la ovalada por aquel entonces. Finalmente el 12 de septiembre del ’71 llegó y fue todo un acontecimiento para San Juan y, sobretodo, para Alfiles. Allí en Punta de Rieles, en Rivadavia, estaba el epicentro. “Los niños se sacaban fotos, nosotros (los jugadores) también. Ellos demostraron una gran humildad, eran nuestros ídolos y encima la gente pudo vernos jugar contra ellos. Encima tuve una alegría extra por haber convertido los 6 puntos de Alfiles a través de dos penales”, afirmó el exjefe comunal al rememorar aquel encuentro.
Ya en el partido y con ventaja a favor de los invitados, hubo un penal para Alfiles. El capitán Pósleman eligió patear a los palos a pesar de que había una distancia importante, pero estaba seguro y confiaba en el ejecutor. “Me dijo ‘Turco’, a los palos. Yo me puse un poco nervioso porque tenía que patear desde atrás de la mitad de la cancha y la pelota era muy pesada, pero cuanto pateé entró bien sobrada. Qué lindo que fue”, recordó.
Años más tarde, Jorge Abelín volvió a enfrentar a Los Pumas, ya comandados por Hugo Porta. Fue en el estadio abierto del Parque de Mayo, donde convirtió tres penales para su equipo.
El encuentro finalizó 76-6 para Los Pumas pero el resultado es anecdótico. Porque a pesar de la considerable diferencia, Alfiles dejó todo en la cancha. “Nos golearon, pero hicimos un buen papel, a puro tackle. Nos rompimos el alma y nunca nos borraron de la cancha como se dice ahora. Era muy difícil llegar y convertirles un try, por eso nos quedamos con el honor de terminar en cero. Lo que más rescato de aquel día es que hubo lleno total y jugamos ante una gran cantidad de público, fue una verdadera fiesta del deporte, como así también la experiencia y aprendizaje que me dejó porque veíamos cómo formaban, cómo hacían las jugadas para practicarlas después”.
Sólo quedaba el tradicional tercer tiempo para culminar con la histórica visita de Los Pumas y los jugadores de Alfiles no lo desaprovecharon. Ni los propios ni los refuerzos. Todos compartieron una comida y se olvidaron del resultado del partido. “Fue una época en la que hubo una gran camaradería, donde hacíamos amigos para toda la vida. Afortunadamente pude ser parte de aquel equipo y a los recuerdos los conservo hasta el día de hoy porque muchos jóvenes que se enteran que jugué contra Los Pumas me preguntan sobre mi experiencia”.