De más esta decir que está contento. Aunque no lo quiera admitir, por aquello de que “las carreras terminan cuando se baja la bandera a cuadros”, se nota a Laureano Rosas muy firme, no sólo en lo físico, como lo demostró ayer repeliendo todos los ataques y atacando en el momento justo para herir a sus rivales, sino también en lo anímico, como para jugarse todas las fichas a que inscribirá su nombre, con solo 23 años, entre los ganadores de la Vuelta.

“Estoy bien, cada día que pasa me siento mejor y eso es gracias a la tarea de todos mis compañeros que se desloman para que yo pueda emplearme en los momentos claves. Hoy, recién me acomodé para entrar bien al velódromo. Venía con ganas de ganar un embalaje y pude hacerlo hoy, lo que me permite sacarle diez segundos más a Escuela (Ricardo) y al resto de los otros rivales”, explicó.

Apenas arribó recibió el cariño de sus compañeros, un “¡grande gordo!” se escuchó entre los abrazos. “Tenemos que disfrutar de este momento y esta noche, analizar con los muchachos la estrategia de mañana”, dijo quien es el ciclista más regular que ha tenido la temporada sanjuanina.

“Mi objetivo y el de todo el equipo fue siempre ganar la Vuelta para retribuir a José Díaz y a todos los muchachos del Sindicato de Empleados Públicos todo lo que nos dan”, contó el corredor que en su palmarés tiene grandes victorias en carreras grandes, como la 1ra Vuelta al Centro de Buenos Aires y Vuelta de La Pampa 2011; la Doble Bragado (ganó 8 etapas) y Rutas de América 2012 y Vuelta al Valle de Río Negro en 2013.

“La carrera no está terminada, en la Avenida habrá otra etapa dura y recién se festeja cuando se baja la bandera”, afirmó con mucho aplomo y seguridad quien manda en la Vuelta.