Una victoria en el Dakar es algo que se trabaja duro. Hay que tener una fuerte personalidad, una buena dosis de talento y un físico resistente. Y después están los detalles, que son muchos y que pueden resultar decisivos. En el dispositivo que monta un motorista para alcanzar la victoria, se encuentran uno o dos pilotos capaces de seguirle el ritmo y de sacrificar sus intereses personales en caso de que el líder necesite una pieza de recambio o una reparación. La misión del "mochilero" es precisamente la que le encomendó este año el defensor del título Marc Coma a Henk Knuiman. "La dificultad reside en rodar lo suficientemente rápido para estar cerca de él. Y él es muy rápido", explicó Knuiman.

En este tipo de circunstancias, la ayuda prestada por un mochilero puede resultar decisiva. Cyril Despres, doble vencedor del rally, tiene una visión mucho más amplia del papel de su asistente. "Con el tiempo, me di cuenta de que es muy difícil encontrar un buen piloto capaz de ponerse al servicio de un líder. Tuve suerte este año en encontrar a Rubén Faria, quien es muy fiable", apuntó Despres.

Recientemente reclutado por Despres, el portugués Rubén Faria no fue reclamado muchas veces pero en esas pocas, se encontraba en el lugar adecuado y en el momento adecuado. Durante la octava etapa, el líder de la clasificación general llegó a la mitad del especial con dos llantas reventadas. Faria, bien posicionado, le ofreció su rueda a Despres. "No sé cuánto tiempo gané gracias a su ayuda, porque las llantas estaban en un estado lamentable. Un mochilero resulta decisivo sobre todo cuando la victoria se decide por minutos. Tener un mochilero representa un plus de seguridad", dijo Despres.