Es cierto que le falta ganar un Mundial con la Selección argentina para calmar a las fieras que lo destrozan cada vez que la Albiceleste no rinde bien y se ensañan con él, como hace el arriero con su caballo más noble, porque sabe que es el único que lo podrá sacar del pantano. Sin embargo, con 24 años, Lionel Messi sigue acumulando récords y por lo que parece, como dice la canción: "pasarán más de mil años, muchos más", para que se los batan.
El sábado pasado con el gol de tiro libre que le hizo al Mallorca superó el número suyo del año pasado (34) que lo tenían compartiendo con Ronaldo el hecho de ser los máximos anotadores del Barsa en una Liga. Su tanto 35 en la actual temporada española fue el 55 que ha convertido en el año, incluyendo las otras competiciones. Su escalada productiva se afirma en el hecho de que ha anotado en los últimos ocho partidos que jugó, con cinco de la Liga. En esa cantidad de partidos hizo 18 goles con un promedio a 2,25 por encuentro. Lindo problema para los rivales del equipo catalán, entran a la cancha sabiendo que están, por lo menos un gol abajo. Ya es el jugador que más goles ha convertido con la casaca blaugrana. Ahora va por el otro récord, el de superar al holandés Philippe Cocu como el extranjero que más partidos jugó en la Liga. El sábado lo igualó en 205, en el partido contra el Atlhetic de Bilbao, lo superará. La pregunta es: ¿habrá nacido quien pueda superar lo que él está edificando? Difícil.
