Con sólo mirar en el mapa, se aprecia que Comodoro Rivadavia está a una gran distancia de San Juan. Algo así como 2.000 kilómetros lo separan. Demasiado. Por ello para el compromiso de esta tarde, todo se hizo por aire, para evitar el cansancio, el agotamiento mental y estar sólo con la cabeza en el partido.
San Juan – Buenos Aires y tras la escala, Comodoro. Dos vuelos donde el plantel nunca perdió el humor. Abundaron los mates, la lectura y la música personal.
Para la clásica bebida se armaron grupos, mientras a que al momento de la lectura DIARIO DE CUYO fue uno de los elegidos, la revista El Gráfico, y Gente, que compró el arquero Luciano Pocrnjic en Las Chacritas.
Una vez en Aeroparque, donde había que esperar más de una hora y media para el siguiente vuelo, las confiterías del "Jorge Newbery" fueron el centro para estar todos juntos. Allí siguió la ronda del mate, algún café y gaseosa.
El técnico Darío Franco aprovechó para cambiar dinero en una casa dedicada a la materia, su hermano Hernán para caminar por el hall hablando por teléfono, mientras el trío Sebastián Penco, Leonardo Corti y Gastón Caprari se dedicó a recorrer el "freeshop". Dos botellas de whisky y la tentación de algún perfume a menor costo fueron donde se detuvieron.
Una vez embarcados, la noticia llegó, el vuelo a Comodoro estaba con demora y hubo que esperar 1 hora más de lo pautado para la salida. Luis Ruarte (utilero), "Pelusa" Ortega (dirigente), Roberto Floris, Andrés Alderete y Marcelo Scatolaro hacían la guardia en la puerta 11 ansiosos ya de continuar viaje. Mientras otros, como Maxi Barreiro, Diego Nadaya, Pocrnjic y Marcos Galarza estaban "tirados" en las sillas de espera.
El momento para el segundo vuelo llegó, el fondo del avión se tiñó de verde y negro, y de allí otra vez las risas. El "pasalo a nafta" se escuchó apenas el vuelo inició su ascenso. Bromas con la azafata cuando ésta explicaba el sistema de urgencias, y hasta el reto a una señora cuando se levantó de su butaca en plena elevación.
Pablo Melo se quejó porque su asiento no se reclinaba. Scatolaro pidió cambiarse de lugar para estar más estirado y en soledad, y el diálogo entre los compañeros de butaca fueron el nexo para acortar las 2 horas de vuelo para llegar al destino final, con algunas turbulencias que hicieron callar a varios. Aunque allí el centro de las cargadas fueron para el "Beto" Gómez (ayudante de campo).
Comodoro los acogió con un día cálido, sin frío ni viento como todos imaginaban. Instalarse en el hotel, almorzar, una siesta y luego salir a caminar para estirar las piernas fue la actividad. Nada de ejercicios y pura libertad, ya que el gran esfuerzo será recién hoy a las 15.

