"¡Argentina, no vayas a Israel!". Los gritos cortaban el silencio matutino en una de las puertas de la Ciudad Deportiva Joan Gamper del club Barcelona, sobre la avenida 11 de septiembre. Del otro lado de la pared, mientras tanto, los jugadores de la selección argentina se entrenaban, con el sonido de esos reclamos de fondo. Todo en plena cuenta regresiva rumbo al Mundial de Rusia 2018. Cada tanto, una voz decía la palabra más repetida: Messi, destinatario central del pedido que se centraba en lo que ocurrirá en apenas dos días: el viaje del plantel a aquel país.

 

Lo concreto es que un grupo de alrededor de 20 argentinos y españoles custodiados por los mossos d’esquadra -tal como se denomina a la policía local- se reunió para reclamar que la Argentina no juegue el próximo sábado frente a Israel, en Jerusalén. Un amistoso problemático -el último de la selección- desde todo punto de vista. Las cornetas alteraban esa zona donde suele reinar la tranquilidad. Varios de los que protestaban eran de descendencia musulmana.

 

 

Los grupos se expresaron sin violencia y representan la causa palestina. Una de las organizaciones se llama Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS); la otra, Judíos y Palestinos por la Paz. Este miércoles piensan efectuar otra acción en la puerta donde se concentra la selección, en el hotel Princesa Sofía. Sin dudas, lo más impactante fueron las dos camisetas simulando haber sido manchadas con sangre que agitaban los manifestantes.