Solito y solo arriba la meta, Alexey Lutsenko, el hombre del Astana, pegó un "palo" a sus compañeros de fuga y se quedó con la etapa.

 

El ciclista Alexey Lutsenko (Astana) ganó ayer la quinta etapa de la Vuelta a España, disputada entre Benicàssim y Alcossebre sobre 175,7 kilómetros, al ser el más fuerte de una nutrida fuga de 17 corredores y llegar en solitario a la Ermita de Santa Lucía (3ra categoría), mientras que en la general el líder Chris Froome (Sky) aguantó bien el ataque final de un recuperado Alberto Contador (Trek) y refuerza su malla roja que lo identifica como el puntero de la carrera.

Volvió la montaña a la ronda española y lo hizo con la primera meta situada en las alturas. No era una gran subida sino más bien un muro, donde la escapada consentida por el pelotón se jugó el triunfo. No dejó grandes diferencias entre los favoritos de la general, pero sí algunas cosas significativas. La primera, y más importante, la fortaleza de Froome, que parece más en forma que en el Tour. El británico mostró sus cartas en este duro muro que cuenta con rampas de hasta el 20% y le salió bien la jugada.

Lanzado por Wout Poels, el afrobritánico, Froome, atacó en el último kilómetro y solo un recuperado Contador y el colombiano Esteban Chavez (ORICA-Scott), junto al sorprendente Michael Woods (Cannondale-Drapac) pudieron seguirle la rueda. Contador quiso dar continuidad al ataque y los cuatro cruzaron la meta con el mismo tiempo, sacando pequeñas, pero significativas diferencias respecto a otros favoritos. Tejay Van Garderen (BMC) llegó a 8s; Adam Yates (ORICA-Scott), Fabio Aru (Astana), Wilco Kelderman (Sunweb) e Ilnur Zakarin (Katusha) a 11s; David De la Cruz (Quick-Steep Floors) a 21s; Vincenzo Nibali (Bahrain-Mérida) a 46s y Steven Kruijswijk (LottoNL-Jumbo) y Romain Bardet (AG2R) a 49s.

Hoy se correrá la séptima etapa, otra jornada de media montaña que viajará desde Vila-Real hasta Sagunt (204 km) con cinco puertos puntuables, pero sin final en alto. Un día para que una nueva escapada pruebe suerte y los favoritos intenten controlar a un Froome que está desatado.