• El debut: Chile (1-1)

Con el morbo especial de haber convertido a Chile en clásico tras las dos últimas derrotas en las finales de 2015 y 2016, Argentina inició el camino en esta edición especial de la Copa América abriendo su grupo con un empate. Fue 1-1, como siempre, trabado, duro. Intenso. Con Claudio Bravo figura nuevamente pero esta vez rendido ante la pegada de Lio Messi que en esta sí acertó con su tiro libre para abrir el marcador. Argentina jugó un gran primer tiempo, con precisión, velocidad, verticalidad. generó ocasiones, abrió el marcador y terminó justificando esa victoria parcial. Llegaría luego el bajón del complemento donde Chile lo terminó complicando. Empezaba a agigantarse la figura del Dibu Martínez en el arco porque en el penal previo al empate chileno, acertó con el remate de Vidal pero en el rebote, Edu Vargas empató para los trasandinos. Quiso reaccionar Argentina y desde el banco, Scaloni empezó a mostrar lo que allí tenía. Aparecieron en la formación nombres históricos como Di María, Agüero más la renovación encarada por Ezequiel Palacios, Nahuel Molina y Joaquín Correa. Empezaba a gestarse esa simbiosis entre los de antes y los de ahora, con un Messi más referente que nunca dentro y fuera de la cancha.
 

 

  • Primer Clásico: Uruguay (1-0)

Los clásicos son clásicos y contra Uruguay, todo es distinto. Argentina necesitado de un triunfo para encaminar su clasificación, lo ganó con lo justo, con ese cabezazo de Guido Rodríguez que ya se asomaba como dueño de uno de los puestos del mediocampo. Fue partido caliente, duro, tremendo desde lo anímico pero más allá de que en el juego no tuvo esplendor, Argentina pudo disfrutar de una versión top del capitán Lio Messi. El 10, en el complemento, se bancó toda la presión que metió la Celeste para sostener el resultado, mostrar el camino y terminar convencido y convenciendo que esta era su Copa América. Desde lo futbolístico, Scaloni ya metió mano en la formación de inicio con las presencias de Nahuel Molina en defensa y con Guido Rodríguez en el mediocampo. Argentina quería perfilar una estructura sólida para sostener el enorme momento de Messi. Nombres como Di María, Correa y Ezequiel Palacios aparecían como las primeras opciones de cambio para los segundos tiempos. El perfil del equipo convencido de qué y cómo hacerlo empezaba a ganar minutos y parecía encaminado a la clasificación. Un paso adelante ante un duro que siempre lo había complicado.

 

 

  • Messi récord: Paraguay (1-0)

Con la clasificación ya casi abrochada, Argentina afrontó el tercer partido de la Copa América ante el siempre aguerrido Paraguay para intentar adueñarse definitivamente del primer lugar de la zona y evitar cualquier cruce prematuro con Brasil. Con un gol del Papu Gómez después de un comienzo arrollador que anticipaba un festival argentino que finalmente no fue, Argentina metió su segundo triunfo consecutivo para asegurar todo. Con el plus de que su capitán, Lio Messi, se metió en la historia grande de la Selección nacional llegando a las 147 presencias, igualando a Javier Mascherano y encaminándose a seguir escribiendo páginas gloriosas. Desde lo futbolístico, en la formación de arranque además de Molina como lateral derecho apareció German Pezzella como titular en la zaga mientras que en el medio, salió Rodrigo De Paul y tuvo estreno el Papu Gómez. En la ofensiva, la apuesta fue a los históricos Ángel Di María y Kun Agüero para asociarlos con un Messi cada vez más determinante en el funcionamiento de Argentina. Un paso grande para ser primeros, consolidar la ida y esperar la fecha libre.

 

 

  • Lio, para la historia: Bolivia (4-1)

Con todo ya definido en el grupo y apuntando a los Cuartos de Final, Argentina cerró la etapa clasificatoria con un festival de Messi que además de los dos goles en la goleada 4-1 sobre Bolivia, se metió en el primer escalón de los que vistieron más veces la celeste y blanca con 148 presencias. Único. Inigualable. En lo futbolístico, el partido sirvió para la necesaria rotación apareciendo en cancha nombres como los de Franco Armani en el arco, Lisandro Martínez y Marcos Acuña en la defensa, titularidad para otros como Ezequiel Palacios, Ángel Correa, Alejandro Gómez y el Kun Agüero. Lo empezó a definir rápido con otro gol del Papu, lo terminó de liquidar en el primer tiempo el propio Messi con dos goles. Argentina ya estaba mentalizado en lo que se venía pero ese baño de autoestima que se dio contra Bolivia no hizo más que retemplar todo lo bueno que venía haciendo para llegar afiladísimo a los cruces decisivos en la copa donde un error, los penales o alguna desconcentración terminan con la mejor campaña clasificatoria que pudiera haber antes. Eso fue Bolivia: una sobredosis de autoestima para Argentina que sabía lo que se venía.

 

  • Pasaje a semifinales: Ecuador (3-0)

Era la hora de la verdad. Mano a mano, todo o nada. Argentina se cruzaba con el Ecuador de Alfaro, ultradefensivo, contragolpeador y certero. La obligación era de Messi y sus compañeros y costó. Empezó abriéndolo con el primer gol del cada vez más indispensable De Paul que abrió la cuenta recién cuando se moría el primer tiempo. Mostrando todo lo que había costado poder quebrar al orden ecuatoriano. En la formación, Scaloni ya volvió a su base pero ya sin Cristian Romero lesionado y con la apuesta grande a Leandro Paredes como su volante central. Arriba, para ir con Messi, la elección fue Lautaro Martínez y Nico González. En el complemento, la aparición de Angelito Di María terminó siendo el revulsivo para certificar el pase a las semifinales. Dos electrizantes incursiones de Di María le dieron el gol a Martínez primero y luego, terminaría en ese exquisito tiro libre que Messi cambiaría por golazo. Había pasado el duro Ecuador y Argentina había encontrado respuestas anímicas y futbolísticas para meterse entre los mejores cuatro de la Copa América. Lo que se venía, era lo más apasionante.

 

 

  • Noché épica: Colombia (1-1) (3-2 en penales)

Sin margen para equivocarse, Argentina tenía que afrontar a uno de los más exigentes rivales de la copa. Colombia, recuperado por Reinaldo Rueda, venía de comerse a otro grande de Sudamérica como Uruguay. Entonado, peligroso, el conjunto Cafetero fue todo lo que Argentina temía que fuera. Ese arranque demoledor con el gol de Lautaro Martínez se convirtió en un proceso tremendo y cargado del suspenso de las grandes noches épicas que sólo viven los grandes equipos, destinados a ser campeones. El empate de Luis Díaz puso el marcador final 1-1, dejando lugar para los penales y abriéndole las puertas de la gloria al Dibu Martínez. Una noche en la que la leyenda de los grandes arqueros de Argentina se pusieron en los guantes de Emiliano. Tres penales atajados a Sánchez, Mina y Cardona pusieron a Argentina en la final que tanto querían. En ese escenario que Messi lloró, ansió y disfrutó como loco. Como un niño. Su show aparte, sus frases, la postura ganadora y hasta arrogante se convirtieron en el plus que Argentina necesitaba para llegar al partido más esperado de todos: contra Brasil y en el Maracaná. Nada más ni nada menos. Era el momento para ir por todo y Scaloni lo sabía ratificando en nombres y esquema lo que eligieron de entrada.

 

 

  • El gran desahogo: Brasil (1-0)

Desde el 2014, el estigma de tres finales perdidas en cadena dolían demasiado en Argentina. El Mundial 2014 y las copas América 2015 y 2016 lastimaban. Argentina necesitaba curarse sus heridas y en el Maracaná, donde no cualquiera gana, lo consiguió en una noche soñada. El gol de la redención para el cuestionado Ángel Di María sirvió para reconquistar los corazones de esos millones de argentinos que lo juzgaron. Era el gol del triunfo para reinar en América después de 28 años de abstinencia. Argentina conseguía cortar esa racha adversa, amarga y dolorosa. Lo hizo contra un Brasil al que no le faltaron nombres con Neymar de abanderado. Era el momento de que el equipo protegiera a Messi y así lo entendieron todos. Rodrigo De Paul se comió la cancha, en defensa, Montiel, Acuña, Otamendi y Romero no se equivocaron jamás. Ni hablar del agrande del Dibu Martínez que tapó dos pelotas de gol. Argentina era equipo para ser campeón y lo demostró contra el cuco de esta parte del mundo y en su casa. Como para no dejar duda alguna que la Copa América en tiempos de pandemia, tenía el mejor dueño.