"Fuimos un desastre", dijo sin ningún tipo de filtro el capitán de Los Pumas, Agustín Creevy, frente a las cámaras y apenas terminó el partido. Y resumió con crudeza y sinceridad lo que pasó ayer en un colmado Estadio del Bicentenario, testigo multitudinario de una decepcionante derrota de la selección argentina de rugby ante su par de Gales, en el partido que abrió la temporada 2018 y correspondió a la ventana internacional de junio. Fue 23-10 el triunfo de los británicos, que con un juego efectivo dejó mal parado a un equipo que llegaba motivado por el rendimiento en la franquicia Jaguares (la mayoría de Los Pumas juega en el Súper Rugby) y que en función de ese envión deseaba empezar a salir de perdedor. Pero ayer extendió la racha negativa que ya lleva casi tres años y que ahora acumula 18 caídas en 21 presentaciones.
Los Pumas ayer no mostraron nada de lo que sus propios protagonistas habían anunciado entre semana. Dijeron que habían estudiado al rival, que sabían cómo jugar, que debían predominar en el contacto, que debían tener control de pelota, que no tenían que caer en el juego lento de un rival que asfixiaba con la marca. Pero eso quedó en la teoría del vestuario o al menos duró menos de cinco minutos en cancha, luego de que el penal de Nicolás Sánchez abriera el marcador y eso le diera pie a Gales para inclinar la cancha.
Los galeses dominaron todo el tiempo y la sensación en el estadio era que Los Pumas podrían haber jugado 80 minutos extra y así y todo no hubiesen podido derrotar a su rival, que para hacer más dolorosa la derrota no viajó con sus principales figuras.
Cinco minutos después del penal de Argentina, los galeses arremetieron en ataque para abrir la cancha y sorprender con una corrida del tercera línea James Davis, quien por el lateral y pegado a la línea marcó el primer try.
Los Pumas buscaron recuperarse y durante varios minutos jugaron en los últimos 22 metros de lado galés, tratando de superar lo que fue la mejor arma del conjunto británico, su defensa. Una y otra vez Los Pumas agacharon la cabeza y trataron de encontrar un hueco, pero una y otra vez Gales lo frenó, para aumentar la impotencia argentina.
Y mientras Argentina desperdiciaba penales para tratar de avanzar con su maul o desde el line out, Gales amplió el marcador con un try del wing George North, quien aprovechó un descuido en Los Pumas tras un line y con un par de pases toda la defensa local quedó mal parada. El primer tiempo se cerró con un penal del apertura Rhys Patchell, quien además ya había convertido los dos tries de sus compañeros. Fue 17-3 el parcial, con justicia por la efectividad de un equipo que anotó las chances que tuvo y maniató a un rival con ganas pero con mucha impotencia.
La segunda parte fue más de lo mismo, con Argentina buscando y chocando con el infalible tackle de Gales, que para colmo amplió el marcador con otro penal de Patchell. El entrenador Daniel Hourcade buscó cambiar y oxigenar, unos por obligación (lesiones de Nicolás Sánchez y Pablo Matera) y otros por variantes.
Un try no cobrado a Los Pumas que generó silbatina para el juez le dio luego pie al primer ensayo local. De tanto insistir en esa parte del partido, Tomás Lezana finalmente logró romper la férrea defensa británica y achicó levemente la brecha del marcador. Pero antes del pitazo final llegó otro penal de Gales, esta vez en los pies de Gareth Anscombe, para cerrar 23-10.
Así Los Pumas sumaron una nueva caída, dolorosa. Pero lo bueno del deporte es que da revancha y Argentina la tendrá el sábado, ante Gales y en Santa Fe.
Sin ganar
6 años lleva Argentina sin poder derrotar a Gales, mientras que son 12 los años sin vencerlo de local. Gales ahora tiene 13 triunfos sobre 6 de Los Pumas (hay un empate además).