Boca jugó a medias, sin exigirse, pegó con el pitazo inicial, lo sentenció en el primer tiempo y en el segundo caminó la cancha para superar, golear y florearse en el Bicentenario sanjuanino para superar 4-0 (que pudo ser mucho más) a Güemes de Santiago del Estero -viene de descender del Federal A-, y pasó sin problemas la etapa de 32avos de final de la Copa Argentina.
La diferencia de juego, rodaje, toque, calidad, definición y armado de la jugada fueron la enorme diferencia entre el Xeneize y el débil equipo santiagueño que estuvo acompañado por más de 4.000 hinchas que, pese a la amplia supremacía del conjunto de Barros Schelotto, nunca dejaron de alentar ya que para ellos fue el partido soñado.
Y mientras Boca se prepara para jugar la semifinal de la Copa Libertadores, y Güemes no está en competencia, que fue un factor más para la enorme diferencia de estilos y propuestas, el partido se redujo en un sólo tiempo. Fue en los 45’ iniciales donde el mejor Boca liquidó el partido. Su intención se plasmó con el silbatazo de Federico Beligoy, porque el grueso error de Elías Martínez que al ser presionado no pudo salir desde atrás, perdió la pelota y Lodeiro antes de entrar al área asistió a Pavón que sólo la empujó. Apenas iban 12 segundos y el partido se terminó.
El gol fue no sólo la carta de presentación de Boca, sino el acta de defunción del “Gaucho” santiagueño que desde el inicio mismo sintió que superar a Boca iba a ser imposible -y así resultó-.
Y por ello todo fue Xeneize en la fría noche sanjuanina. A los 11’, el recién llegado Zuqui le dio de derecha, superó al arquero Cervetti y Fernández la sacó en la línea. El partido todavía no se armaba en plenitud, pero Boca de la mano de Leonardo Jara en la distribución del balón y con pelotas a espaldas a de los defensores hería, sumado a la velocidad de Lodeiro y la intención constante de Pavón por penetrar y de Carrizo para darle explosión.
Fórmula simple que dio resultados instantáneos, ya que a los 13’, otra vez Pavón, estableció el 2-0 tras picar en diagonal, ingresar al área y cruzarla ante la salida del arquero santiagueño.
Con un Carlos Tevez que no se exigió demasiado, apareció promediando el parcial para hacer un “pared” perfecta con Zuqui, para que el mendocino buscara definir y que Cervetti se lo impidió. Y fue a los 24’ cuando por decantación -incluso pudo ser antes-, el equipo del mellizo anotó el tercer tanto. Le imprimió mucha velocidad final en su ataque, para que tras el centro de Carrizo, Jonathan Páez y ante la presión de Insaurralde, anotara contra su valla en su afán de rechazar.
Fue la versión rápida y determinante de un primer tiempo en el que lo liquidó, ya que en el segundo bajó su producción, se apiadó de Güemes y sólo amplió con el gol de Pérez para un 4-0 que demostró las amplias diferencias de ambos equipos.

