Buenos Aires, 25 de septiembre.- El árbitro Lee Probert se encontraba bien ubicado, pero justo en el medio de la disputa, con tanta mala suerte que recibió dos patadas, una de cada jugador.

El árbitro cayó desplomado y desde el suelo, hizo sonar el silbato para detener las acciones. Se quedó un tiempo en el césped, donde fue atendido por los médicos.

Por suerte, se lo tomó en broma y, a modo de gracia, llamó a los dos jugadores para expulsarlos desde el suelo.

Finalmente Probert se recuperó y pudo seguir dirigiendo.