El seleccionado de Brasil hizo valer su chapa y su "historia paternal" sobre su similar de Chile, en este caso conducido por el argentino Marcelo Bielsa, y lo goleó por 3 a 0, para clasificarse a los cuartos de final del Mundial de Sudáfrica 2010 de fútbol. Ahora, el equipo "verdeamarelo" enfrentará el viernes a Holanda por los cuartos de final, en Port Elizabeth.

Otra vez Brasil dejó en el camino a Chile en los octavos de final de una Copa del Mundo: la anterior fue en Francia 1998, cuando el equipo brasileño, finalmente subcampeón, goleó 4 a 1 al conjunto que dirigía entonces el uruguayo Nelson Acosta.

En el primer tiempo, tal como acostumbran los equipos de Bielsa, el seleccionado trasandino salió a presionar en la salida a Brasil, al que le disgusta no manejar la pelota. La presencia de dos punteros en la "Roja" obligó a los laterales brasileños a estar muy atentos en el inicio y a no proyectarse permanentemente como es habitual.

Pero desde los 10 minutos, Brasil empezó a equiparar el juego en el medio, aunque le costó entrar al área y apeló a remates desde afuera, a través de Gilberto Silva y Ramires, quienes comprobaron la seguridad de Claudio Bravo. Chile no tuvo más remedio que esperar algún contraataque pero careció de precisión en tres cuartos de cancha.

Brasil, que al tradicional buen manejo del balón le agregó eficacia en las jugadas con pelota detenida, abrió el marcador tras un córner. Maicon lo ejecutó al punto del penal y Juan le ganó la posición a un estático Pablo Contreras y metió el cabezazo para anotar. Una jugada preparada, casi calcada al gol de Argentina ante Nigeria (de Heinze).

Chile sintió el golpe, se adelantó en busca del empate pero se desprotegió atrás. Por eso, apenas 3′ tardó en llegar el segundo gol del equipo de Dunga. Kaká habilitó a Luís Fabiano y éste eludió a Bravo para el 2-0. Entonces, Brasil le pasó por encima a Chile, que quedó demasiado expuesto.

En el complemento, el equipo trasandino controló la pelota pero no tuvo profundidad, ante un rival que hizo una rápida transición de ataque a defensa. De todos modos, Brasil no renunció a aumentar el marcador y, de contraataque, Robinho se despachó con el 3-0 definitivo.