Su historia conmueve. Su relato moviliza y emociona. Ama a Messi y hoy por hoy, se encuentra viviendo lo mismo que padeció el crack rosarino en su niñez. Se trata de Ángel Vega, un chico zondino de 13 años que tiene déficit en la hormona del crecimiento, que para los científicos no se trata de una enfermedad, sino de una ‘carencia médica’, idéntica barrera que padeció el rosarino en su adolescencia. La ‘Fundación Leo Messi’, junto a su obra social que lo cubre por su discapacidad, son quienes pagan el costoso tratamiento.
No mide más de 1,20 metros de estatura. A simple vista, por su altura y sus rasgos, aparenta ser un chico de 7 años. Pero tiene 13 y su problema de crecimiento, sumado a un retraso intelectual y una tiroides que lo tiene a mal traer desde pequeño, le impiden llevar una vida normal como cualquier pibe. Nació con siete meses de gestación y pesó sólo 1.400 kilos. Después de estar casi dos meses en incubadora y someterse a varias operaciones salió adelante. Y si bien desde pequeño supo llevar adelante su vida, sus padres comenzaron a notar problemas en su crecimiento.
Las complicaciones aumentaron porque a su mamá la atacó un cáncer fulminante hace dos años, y su padre no supo reponerse al fallecimiento de ella. El progenitor sufrió dos veces un ACV (Accidente Cerebro Vascular) y perdió movilidad en un brazo y una pierna. Con todo eso, fue Inés Vega, hermana de Ángel, quien se puso los pantalones en el hogar y después de largas idas y vueltas en los médicos, descubrieron que su problema era exactamente igual al de la “Pulga”. Luego de un tiempo lograron comenzar con el costoso tratamiento, que tiene un valor de 65 mil pesos por mes, que son cubiertos en un cincuenta por ciento por la Fundación del crack del Barcelona.
El pequeño se debe inyectar diariamente una dosis de HGH (hormona del crecimiento humano) y según contó su hermana, sufre demasiado con esas drogas.
“Las inyecciones son fuertes, por eso el es muy débil. Le cuesta reponerse demasiado, sufre mucho pero aguanta sabiendo que es por su bien. El pone mucha voluntad”, destacó Inés, quien a sus 21 años, debió dejar sus estudios para dedicarse de lleno a su hermano menor.
Desde que comenzó ese tratamiento hace tres meses, creció solo un centímetro. Y ese es otro problema. Es que los médicos explicaron que por el hecho de estar en etapa de desarrollo, es probable que los resultados se hagan esperar. “Nos dijeron que debíamos haber comenzado mucho antes, así él hubiese crecido mucho más rápido”, explicó.
Por lo pronto, Angelito trata de olvidarse de su enfermedad a través del fútbol. Cuentan quienes lo conocen, que el chiquito se levanta y se acuesta jugando con su pelota.
Fue hasta hace tiempo a una Escuelita de fútbol del Club Sarmiento en su Zonda natal, pero dejó porque sus compañeritos lo superaban y por su fragilidad, lo derribaban fácilmente.
Es hincha fanático de Racing, tiene a Gustavo Bou como ídolo aunque en los partidos, que juega de manera solitaria, se imagina siendo Messi e incluso él mismo se relata sus goles.
Anoche, DIARIO DE CUYO trasladó a Ángel hasta el hotel donde pudo ingresar sorteando el megaoperativo de seguridad. La espera, de casi dos horas, por momentos le pasó factura por su propia debilidad, obligándolo a sentarse en un sillón a esperar que llegara su referente. Igual el chiquito se dio el lujo de estar a metros del zurdo. Le gritó, pero la estrella del Barcelona no lo escuchó entre el bullicio de todos los presentes en el hotel. Para él no es sólo su referente del fútbol, es mucho más que eso: su referente de la vida.

