El seleccionado femenino brasileño de handball se proclamó ayer por primera vez campeón del mundo, al vencer en la final por 22-20 (13-11) a Serbia, el local, en un estadio colmado por 19.500 espectadores.

De esta manera, las brasileñas quebraron la hegemonía europea en el balonmano mundial, algo que solo había conseguido hace 18 años Corea del Sur en la copa que se celebró en Austria y Hungría cuando venció precisamente a las húngaras por 25-20.

Las jugadoras claves para el histórico triunfo ‘verdeamarillo‘ fueron la arquera Mayssa, con una sensacional actuación en el tramo final del encuentro, y la central Ana Paula, que firmó el definitivo 22-20 a menos de un minuto para el final.

En el encuentro por el tercer puesto, Dinamarca superó 30-26 a Polonia, la gran sorpresa del certamen, mientras que Argentina finalizó en el puesto 19 entre 24 participantes.

En otro orden, Eduarda Amorim, lateral izquierda de la selección de Brasil, fue elegida la mejor jugadora del torneo.