Privilegiado. El mirador está en el punto más alto frente a la Variante, pero permite ver a la vez todo el Rulo. Es un lugar ideal ya que en realidad hay visión de todo el circuito.

 

 

El viento que afectó ayer a la ciudad pasó desapercibido en el autódromo El Zonda, protegido de la inclemencia por el cerro que frenó las ráfagas del Sur. Por eso el tiempo se mostró ideal durante la carrera, a pleno Sol y con más de 7.000 espectadores. Fue un marco espectacular para el domingo, que le dio la mejor cara a la zona de espectadores luego de que el sábado no se había mostrado tan benigno, con aproximadamente 2.000 personas.

Ya desde temprano empezaron a humear los clásicos asados, aunque sin dudas que la mejor postal la tuvo el punto más alto del cerro a la altura de la Variante. Un mirador que quedó más a mano que nunca luego de algunas mejoras en la huella de acceso. Y allí se ubicaron algunos privilegiados, incluso unos aprovecharon la caja de un camión, para tener una panorámica de todo el circuito.

 

Amigos y asados

 

Infaltables. El cerro mostró una hermosa postal con el público y el humo de los asados, infaltables en cada carrera.

Es la terraza del Zonda, el lugar ideal para tener una postal de cada sector del trazado. Eso sí, al estar un poco más elevado y entre rocas se dificulta hacer el asado, pero sólo es cuestión de darse mañas.

Por otro lado, para esta carrera estrenaron un sector VIP para aficionados, que se instaló en la terraza de boxes y que fue una alternativa más para los fanáticos, que buscaron estar más cerca de los autos y el movimiento de los equipos.

 

Nada de improvisar
Carlos, Agustín, Nicolás, Alexis y Manuel llegaron el viernes en casa rodante, totalmente equipados y hasta con grupo electrógeno.
Desde Media Agua
Octavio, Raúl, Sergio, Renzo, Ciro, Marcelo y Enzo llegaron desde Media Agua y tiraron a la parrilla una punta de espalda.
Los interprovinciales
Unidos por el automovilismo, un numeroso grupo de amigos de San Juan y Mendoza no se privó de nada a la hora del asado.
Locos por las llamas
Un costillar de cerdo y punta de espalda eligieron los compañeros de una empresa de correo para hacer asado a la llama en el cerro.