La Copa del Mundo, la réplica que trajo Chiqui Tapia a San Juan y que le pertenece a la AFA tras la conquista en Qatar, emitió esa magia de los objetos deseados. Bien custodiada y al principio sólo mirada, tuvo algunas personas que pudieran tocarla mientras el trofeo estuvo en la provincia.

Cuando la copa llegó a San Juan y fue exhibida en Casa de Gobierno durante la conferencia de prensa sólo se pudo observarla, sin tocarla. De hecho, explicaron, sólo Tapia (y los campeones del mundo) pueden hacerlo, al menos en forma pública.

De estreno. Los Pérez hicieron y desplegaron por primera vez esta bandera de 2,50m por 2,50m tras el penal de Montiel, por cábala.
Uno por cada rival. Francisco pintó en cartón los colores de cada rival argentino. Fue su cábala y le presentó su última creación a la copa.
Budy, el perro fanático. Andrés y Evelin llevaron su mascota vestida de celeste y blanco. Así vivieron el Mundial y ayer no podían fallar.
El aguante. La multitud aprovechó que el día estuvo nublado para pasar una tarde en el Parque y de paso ver la Copa del Mundo.

Pero una vez en el oratorio de la Difunta Correa se pudo observar a algunos integrantes de la comitiva que la manipularon. Luego, en el Parque de Mayo, fue Tapia quien la llevó al escenario. En todo momento la copa estuvo custodiada por personal de seguridad: hombres con remeras blancas de una agencia y otros con traje y corbata, que habitualmente acompañan al mandamás de la AFA, rodearon al sanjuanino y a las demás autoridades, conformando un anillo humano que iba moviéndose a cada paso.

Es que la Copa del Mundo que estuvo en San Juan es la réplica que la FIFA le entregó a los campeones en Qatar. No es de oro macizo como la original, pero sí está bañada en oro (tres capas) y tiene el fondo de la base de color negro, otra de las características del trofeo que lo hacen único para la historia del fútbol argentino.