Son esos partidos donde un equipo sabe que se juega tanto que, inconcientemente, lo cuida demasiado. Y lo que hace es refugiarse junto a su arquero para así conservarlo lo más posible. En realidad, lo que suele ocurrir es que se camina por la cornisa de un empate agónico. Sólo así se explica cómo San Martín no pudo-supo liquidar el partido antes frente a un Defensa y Justicia que por algo está todavía comprometido en mantener la categoría. Porque los jugadores verdinegros eran conscientes que una victoria valía muchísimo ya que le sacaban nueve puntos al quinto, con esta cantidad de unidades en juego hasta el final del torneo. El 1-0 sirvió más por lo matemático que por lo futbolístico ya que el equipo no volvió a mostrar una buena versión. La alegría lo deja al equipo de Garnero a un paso de disputar una Promoción por ascender, aunque no pudo con el objetivo de acortarle diferencias a Unión, que parece haberse despertado y ayer pegó fuerte con el 1-0 sobre Central.
Si la victoria sirvió para quedar cerca de un paso histórico, el gol de Penco sí directamente se metió en la historia contemporánea del club. Es que el nueve sumó su 31er. grito con esta camiseta (el 15to. esta temporada) y así igualó en el segundo puesto de la tabla de máximos goleadores profesionales a Luis Tonelotto. Claro que para los 66 del récord de Pablo Marini todavía le resta bastante al "Motoneta", quien mediante su tiro penal cortó una racha adversa pues venía de fallar los últimos tres ejecutados.
"Hay veces que hay que meter y otras hay que jugar. El equipo esta vez debió meter más de lo que jugó”. Este resultó uno de los análisis de Garnero post victoria, la séptima en los once partidos que dirigió. Fue cierto, a tal punto que los últimos veinte minutos del equipo fueron de un aguante constante. De segundas pelotas todas ganadas por Defensa, ya que San Martín se refugió en esos momentos pegadito a Pocrnjic.
La adrenalina por ganar le permitió al Verdinegro tener los mejores minutos en el arranque. Penco metió un zurdazo al palo a los dos minutos y todo parecía encaminado. Pero el equipo confundió el camino y cayó en los centros sistemáticos para el delantero. Más allá de esta falencia, en uno de ellos Espínola empujó al goleador y Alvarez, de pobrísima tarea, cobró penal, acaso en uno de sus pocos aciertos de la siesta. Penco lo cambió por gol con suspenso y hubo desahogo y pasaje al libro histórico de San Martín.
Si tuvo poca acción el primer tiempo, ni hablar del segundo. Sólo Poggi llegó a inquietar a Perafán, pero su centro para Roberval quedó largo para transformarse en el segundo. Llegó el tiempo de refugiarse y sufrir para el pueblo verdinegro. Romero le quemó las manos a Pocrnjic en una; en otra, Milano hizo estirar al capitán y tras tocar el balón, este pegó en el palo; y en la tercera, Cuesta cabeceó alto ante una mala salida del uno. Así fue la victoria sanjuanina, con un sufrimiento tan grande como el paso que dio pensando en volver a Primera.

