La falta de definición es un karma que todavía no puede superar Colón. Lleva 4 goles en 6 partidos. Y ayer lo volvió a sufrir, cuando más necesita goles para alejarse de su objetivo máximo: salir del descenso directo. Los nervios, la cancha, la pelota, la falta de puntería o quién sabe qué le pasó al Merengue, que contó con varias chances para ganar y no las concretó. Por eso igualó sin goles con un tibio Unión, desconocido. Un resultado que pone una alarma en Villa Krause, ya que el Azul está último, aunque con dos partidos menos.

Desde el inicio el Merengue mostró mayores ambiciones que Unión. A través de Corzo, Marín y Jorquera fueron naciendo las ideas de creación de Colón, a las que le faltaron definición. Unión estático, por momentos no sabía que hacer con la pelota. Algunas ráfagas de Guerra llevaron al Azul a estar cerca del gol.

En el segundo tiempo el Merengue apostó a su mismo libreto. Corzo fue el que más chances tuvo. Primero con un tiro de lejos, que pasó cerca. Después con un tiro en la medialuna del área, que la sacaron cerca de la línea. Todo era de Colón, que ya merecía estar arriba. La más clara la tuvo Pérez, que entrando al área hizo la más difícil, se frenó cuando la jugada pedía tirar al arco. La gente Merengue tenía los pelos de punta.

Unión estaba agazapado, contra las cuerdas y sin solución, porque cuando recuperaba la pelota la perdía rápido. La única que tuvo el Azul, fue obra de Rodríguez, que le pegó ajustado y tapó Goria. No hubo más acción en Villa Krause, ni vencedores ni vencidos. Una imagen pobre de Unión, un partido que pudo ser para Colón, pero la falta de puntería le negó la victoria.