La estación "Plaza de la Revolución’ es una de las más concurridas del metro de Moscú. Miles de personas caminan a diario entre las estatuas de bronce, colocadas a lo largo de los pasillos, en unos nichos coronados por arcos. La estatua más popular es la de un soldado con un perro sentado a sus pies. La tradición dice que si se toca la nariz del animal se tendrá mucha suerte. No se sabe exactamente de dónde llegó esta tradición pero algunas versiones apuntan a que el modelo de la figura del "guardia fronterizo’ era un marinero, que llegó a ser un héroe de la URSS.
Son muchos los moscovitas que cumplen el rito de tocar el hocico. Algunos de los más creyentes son los estudiantes que acarician la nariz perruna para conseguir aprobar sus exámenes.
Según cuentan algunos pasajeros también le tocan las patas delanteras y traseras antes de acariciar el hocico como si lo persignara. Se estima que la tradición comenzó a finales de los años 30 del siglo pasado por estudiantes de la Universidad Técnica Estatal Bauman, cuya estación está ubicada en la misma línea y a pocos minutos de distancia.