Fue la primera que asistió al ‘Wey’ Zapata cuando el piloto de motocross protagonizó el siniestro vial. La médica Sofía Moreno, que pasaba casualmente por el lugar con su familia, evitó en ese momento que Alberto perdiera mucho más que el brazo izquierdo y por eso pasó a ser un ‘ángel de la guarda’. Al poco tiempo se conocieron personalmente y el contacto perduró entre las familias. Con su esposo, aficionado al enduro, Sofía viajó a la carrera anterior en la localidad cordobesa de San Agustín, para alentar al Wey. Hoy, al día siguiente de la muerte de joven que iba a cumplir 24 años el próximo 24 de abril, reconoce que a pesar de tener “millones de preguntas, no es momento de buscar una explicación”.
Sofía tuvo una primera noticia ayer a través de un grupo de whatsapp de aficionados a las motos, que integra su pareja. “Fue antes del mediodía. No lo podíamos creer, no lo queríamos creer. Esperaba algo más pero cuando se fue publicando en los medios fue que empecé a ver que era real. La verdad es una tristeza que nos invade el alma”, reconoció.
Sofía asistió hoy al velorio y se fundió en abrazos con los familiares de Alberto, a los que ella también considera muy cercanos en estos 5 meses que se conocieron. Por eso reflexionó que a pesar de tratar de entender, en este momento lo prioritario es acompañar a la familia del Wey. “¿Si tengo preguntas? Son millones. Pero ahora trato de llamarme a silencio. No es momento de buscar una explicación, sino de acompañar a la familia. El tiempo es el que nos sabrá dar una explicación. Hay muchos ‘¿Por qué?’, muchos ‘¿Para qué?’, muchos ‘¿Qué hubiera pasado si…?’. Pero el tiempo traerá las respuestas, ahora es momento de recogimiento.
Sofía afirmó que debido a que es de las personas que no están pendientes de sacarse fotos, es que le parece que no tiene una junto al Wey. Sí tiene los recuerdos mentales suficientes para que quede una huella ideleble. Como el día que lo auxilió en la ruta, con el rosario en el cuello, que describió en una entrevista anterior para DIARIO DE CUYO: “Cuando lo ví en el día del accidente, tenía un rosario en su cuello. Desde el primer momento lo que hice fue ofrecérselo a la Virgen”.
Hoy esos recuerdos se entremezclan con las preguntas. “El tiempo hará su tarea”, insistió la médica.