Los une la pasión y el apellido, pero los separan los colores. Mauricio y Marcos Del Cero, hermanos y futbolistas de profesión, estuvieron ayer frente a frente. El primero defendiendo los colores de Desamparados, el otro los de Brown. Lejos quedó el picado o la ida a los entrenamientos juntos cuando escogieron ser futbolistas. El presente los volvió a juntar, pero en equipos opuestos. En las dos veces anteriores que se habían enfrentado, Marcos, el menor, había ganado y por eso la felicidad de Mauricio por recuperarse en el duelo familiar.

Aunque no fue sólo eso, los Del Cero tienen mucho en común. Ayer ambos fueron capitanes, son defensores y se recuestan sobre el sector derecho. Tienen presencia en las dos áreas. Incluso fueron una de las "parejitas" en cada una. Se abrazaron en la previa, sonrieron en el final y la familia disfrutó ver a los hermanos en un mismo reducto.

"Fui a visitarlo al hotel para conversar un rato, porque después en la cancha es distinto y cada uno defiende a su equipo. Me voy feliz porque venía de dos enfrentamientos en los que había perdido", contó Mauricio, el defensor Puyutano, quien agregó que al final del partido se fueron juntos "hablando del partido y que los dos seguimos en carrera".

Durante el encuentro ambos tuvieron claras opciones de gol. Fue en el primer tiempo, cuando a los 26′ Marcos cabeceó solo en el área y sobre los 44′ Mauricio, ingresando por el segundo palo, metió el frentazo que le sacaron al tiro de esquina. Pero la hermandad se perdió a los 47′, Marcos apareció en el área de Desamparados para rematar y Mauricio lo desacomodó para dejarlo sin chances. Al final y como buenos hermanos se abrazaron, tal cual dice la ley primera.