Hablar del jachallero José Roberto Castro, es hablar de una de las mayores glorias del boxeo sanjuanino. El mítico púgil, fallecido en 1992, fue el primer campeón argentino de la categoría gallo, y también fue el primer boxeador nacional que logró colgarse el cinturón de campeón Sudamericano, allá por 1954.
Desde hace más de un año sus familiares llevan adelante una campaña para que el departamento de Jáchal realice un reconocimiento al mítico boxeador y que su nombre sea reconocido por las nuevas generaciones.
“Roberto era un campeón nato. Con solo 15 años se fue a Buenos Aires sin un peso. Le mintió a la madre diciendo que iba a Mendoza a buscar trabajo y terminó boxeando en la gran ciudad”, comentó José Agüero, cuñado del ex campeón.
Su familia, que actualmente vive en Buenos Aires, espera la respuesta de la Municipalidad de Jáchal ante el pedido que hizo el año pasado: cambiar el nombre de la Calle San Juan (una de las arterias principales de la Plaza departamental) por el de José Roberto Castro. “Lo hemos pedido hace más de un año y no nos han dicho nada. No tenemos novedades al respeto y creo que sería muy bueno hacerle un reconocimiento al campeón que llegó a ser saludado por el mismo Juan Domingo Perón allá por 1955 debido a sus logros deportivos en el boxeo”, recordó Agüero.
La historia indica que Castro entró al boxeo casi por casualidad. El noble deporte de los puños irrumpió en su vida como una forma de defender a los que más lo necesitaban. Cuenta su cuñado que con 14 años y a la salida de la escuela, defendió a un compañero que estaba siendo golpeado por un chico mucho más corpulento. “Dicen que le dio tal trompada al bravucón que lo dejó tirado. A todo esto estaba viendo un hombre que era de un club y lo invitó a que comenzara con los entrenamientos con guantes acolchados”, comentó su cuñado.
En ese preciso momento comenzó los entrenamientos en su Jáchal natal, los cuales no duraron mucho tiempo, ya que con solo 15 años se tomó un tren a Buenos Aires para buscar su destino. “Roberto le mintió a la madre diciendo que iba a Mendoza a buscar trabajo. Tenía tres hermanos más y no tenían padre, entonces era difícil parar la olla. Allá en Buenos Aires no conocía a nadie, incluso cuando llegó tuvo que dormir un tiempo en una cabina de camión que le prestaban para no congelarse”.
Una persona fundamental en la vida de “Maquinita” fue su manager, Luis Agostini. La familia de Castro en San Juan lo destaca como el padre que Roberto no tuvo. Agostini le dio casa y comida en Buenos Aires y lo llevó al mundo del boxeo profesional hasta convertirlo en campeón.
Las limitaciones económicas de la familia no le permitían dedicarse de lleno al box ni al fútbol, otra de sus pasiones. Sin embargo, con sus ahorros pudo viajar para participar en el Campeonato Nacional de los Trabajadores, que en épocas del gobierno de Perón se organizaba para que compitieran obreros de todo el país.
La fría noche del 21 de julio de 1954, la vida de Castro cambió para siempre. Venció a su contrincante por puntos en una pelea a 15 asaltos en el mítico Luna Park y se convirtió en el primer campeón argentino de la categoría gallo, con solo 20 años. Luego obtuvo el cetro sudamericano de la categoría al vencer al chileno Arturo Rojas Zúñiga.
El “Maquinita” hizo toda su vida en Buenos Aires y su mujer e hijos actualmente viven allá. El pedido para su reconocimiento lo lleva adelante su cuñado, quien todavía vive en San Juan. “Castro vino a San Juan el 29 de abril de 1955 y visitó la redacción de Diario de Cuyo, lo recuerdo muy bien. Vino a visitar a su madre antes de irse a Estados Unidos donde se sumó al campamento de entrenamiento que ya usaban grandes glorias del box nacional como Lanusse, Merentino, Pita, Pacensa y otros”, concluyó Agüero.
Fuente: Archivo de Diario de Cuyo / El Gráfico