Más allá que el verde los una y el blanco y el negro los diferencie, Banfield y San Martín son en este fin de año los dos clubes de los torneos profesionales del fútbol argentino que están pintados con los mismos colores de la felicidad.

Ambos hicieron una campaña idéntica en sus respectivos campeonatos: en 19 partidos, ganaron 12, empataron 5 y perdieron 2. El desempate por diferencia de goles favorece al sanjuanino, pues terminó con un saldo positivo de 18 tantos, contra los 14 a favor de Banfield.

Más allá que la felicidad del momento de ambos clubes se traslade esencialmente a sitios muy puntuales (el Sur de Buenos Aires y una provincia) también se aprecia hasta similitudes en la forma de juego que indica la receta exitosa de estos tiempos. Como el fútbol argentino es un exportador natural de futbolistas, el mercado local prácticamente no tiene a disposición muchas individualidades que lleguen al nivel de crack, por lo que la realidad de hoy indica que ‘el éxito’ depende mucho más en el aspecto que el técnico logre rápidamente que sus jugadores lleven adelante con convencimiento su filosofía de juego.

¿Qué tuvieron Hrabina y Falcioni a disposición respectivamente? Un arquero que siempre transmitió seguridad, una férrea línea defensiva encabezada por dos centrales que se complementaron muy bien, un mediocampo con mucho despliegue y coordinación tanto para atacar como para defender y la inspiración de un nueve goleador. Obviamente que no es ‘soplar y hacer botellas’ conseguir amalgamar todo esto. Y también por suerte en el fútbol no siempre ‘billetera mata galán’ y planteles que no son de los más caros pueden aspirar a ser igual los mejores.