El 24 de noviembre del año pasado dejó de correr activamente. Atrás quedaron casi cuatro décadas en las que corrió (según Stud Book Argentino) 15.956 carreras y ganó 1913. Desde ese momento se dedicó de tiempo completo a una tarea que venía realizando desde 2014, que es dirigir la escuela de Aprendices del hipódromo de La Plata, donde desarrolló la mayor parte de su campaña.

"Torres tiene mucho oficio y noto que lleva con cuidado a los jóvenes jinetes".

ANTONIO FABIÁN RIVERO – Instructor jinetes en La Plata

Ganador de varios clásicos, entre ellos el Gran Premio Nacional del 2000 conduciendo a Tapatío, Antonio Fabián Rivero, llegó a San Juan, invitado por Roberto Torres, quien está a cargo de la escuelita de jinetes del Jockey Club, y brindó charlas a los alumnos del exjockey nacido en Chile, pero afincado en la provincia, que ganó dos clásicos Sarmiento (Cohiue en 1974 y Nacarino en 1976).

"Estoy muy contento y agradecido de venir a San Juan", comentó Rivero, quien el domingo fue homenajeado con una carrera en su honor.

"Veo que Roberto está haciendo un gran trabajo, nosotros en La Plata recibimos a los aprendices desde los 16 años, pero Torres es un hombre de mucha experiencia y veo que lleva con mucho cuidado la enseñanza a alumnos de menor edad", explicó.

Sobre las características que deben tener los aspirantes a ingresar a la escuela de jockey, Rivero destacó: "Tener buena estatura, no fue mi caso, yo fui alto (casi 1,78 m), tener un buen peso, debe ser delgado, y lo fundamental es que sepan andar a caballo. Este es requisito indispensable", comentó mientras daba un par de indicaciones a Carla Ramírez (13 años), la única dama de los cuatro alumnos que asisten tres días a la semana a la cancha del Jockey Club para tomar contacto con los caballos e ir aprendiendo los primeros palotes de una profesión de riesgo que despierta pasión en multitudes.

Los otros aprendices que son receptores de la experiencia de Torres, son Isaías Stemberg (13), Joel Ramírez y Gonzalo Joaquín González (12).

Finalmente, antes de la charla exclusiva con los chicos, Rivero dejó una sentencia importante para seguir: "quienes asistan a las escuelas de jockey deben saber que no es un lugar para aprender a cabalgar, es para perfeccionar las técnicas de conducción de un caballo".