En un Mundial, donde lo máximo que se puede disputar son siete partidos, se sabe que cada encuentro es clave. Aunque para selecciones del poder de Argentina se entiende que esos cruces a "cara a cruz’ empiezan en octavos de final. Esa "teoría’ en "Rusia 2018′ hay que dejarla de lado: desde las 15 horas de nuestro país, Messi y compañía se juegan una auténtica final anticipada ante Croacia, por el Grupo D en Nizhni Nóvgorod. El 1-1 ante Islandia, en teoría el rival más fácil de los tres iniciales, dejó mal parada a la albiceleste para la misión de meterse en la próxima rueda. La obliga hoy a tener que superar a los dirigidos por Zlatko Dalic, que en el bautismo obtuvieron un 2-0 sobre Nigeria.

La palabra que mejor le sienta a este presente de Argentina es confusión. Y todo ello parte desde la cabeza: Jorge Sampaoli. El entrenador, quien ayer no confirmó el once titular, decidió en las prácticas anteriores hacer un cambio drástico: dejó de lado el 4-4-2 del debut y pasar a su preferido 3-4-3. Pero son suposiciones en base a lo que realizó en los entrenamientos porque de confirmaciones no hay nada. El DT parece metido en un espiral de idas y vueltas que ya generaron cierto malestar entre los propios futbolistas. De ahí, algunas declaraciones en las redes sociales de aquellos que hoy empezarían en el banco de suplentes como son Angel Di María y Marcos Rojo.

La albiceleste mostró el sábado las mismas falencias que trae desde que asumió Sampaoli. De ahí, la mayor preocupación al notar que los días de entrenamiento en Ezeiza y Barcelona no cambiaron la realidad. Se ve un equipo abúlico de cambio de ritmo y con players que ya dieron todo con esta camiseta. A eso hay que sumarle las falencias de algunos que debutan en el Mundial como el arquero Wilfredo Caballero, co-responsable del gol islandés junto con Rojo, quien pagó ese error con la salida del equipo.

¿Cuántas veces Sampaoli probó esta formación que se avisora para hoy? Poco y nada. Otro dato alarmante, teniendo en cuenta la magnitud de lo que son estos 90′ para el equipo. "Queremos resolver la clasificación", aseveró el DT en la conferencia de prensa de ayer, en algo que matemáticamente es imposible. Porque aunque se gane, Argentina no asegurará su boleto. Tampoco si pierde quedará afuera. Todo se definirá en la última fecha, algo que de por sí hace remover un poco las entrañas por los nervios.

La apatía del equipo se muestra también en un Messi muy opaco en el debut, incluyendo haber fallado el penal. Su "rival’ contemporáneo, Cristiano Ronaldo, tiene a su Portugal en las puertas de octavos. La Pulga hoy deberá, una vez más, dar la cara. Cargarse el equipo y justificar otra frase tan rimbombante como demagoga para con él de Sampaoli: "Leo es un prócer para Argentina".