Es el boxeo un deporte donde si los contendientes no dirimen sus diferencias claramente sobre el ring, dependen de la apreciación de los jurados. En esta actividad, lamentablemente, porque se han dado muchos fallos polémicos, los de afuera no son de palo.
A Manny Pacquiao le correrán las mismas generalas de la ley con las que debió convivir el argentino Marcos “Chino” Maidana, tendrá que ser muy superior durante los 12 asaltos para ganar la pelea en las tarjetas.
Las aguas están muy divididas y difícilmente vuelvan a juntarse como hizo Moisés con el Mar Rojo. Es que están aquellos que admiran la capacidad técnica de Mayweather pero aborrecen su pedantería. Y están los que idolatran a Pacquiao pero dudan de su consistencia.
De una u otra forma, el estadounidense, casi dos años mayor, es quien parte como favorito. Su condición de imbatido y la ventaja de ser local son un empinado risco que deberá superar el filipino.
Al combate se lo ha dado en llamar, “la pelea de la centuria”, una manera diferente de destacarla. Posiblemente es que hubo tantas “peleas del siglo”, muchas de ellas un mamarracho, que se buscó una variante. Se la denomine como se la denomine, no cabe duda de que es la pelea que más dinero recaude en todo aspecto, marca que será difícil de superar en un futuro cercano.
Por capacidad individual y calidad técnica debería ser una pelea interesante. Aunque nada garantiza que sea un gran enfrentamiento. Sobre el ring habrá mucho más que una obscena cantidad de millones de dólares en juego. A la hora de la verdad, los dos hombres que caminarán entre cuatro cuerdas buscarán la gloria.
Si uno mira detenidamente los números de la infografía que ilustra esta página se da cuenta de que las diferencias son mínimas. Se puede coincidir o no en cuanto a alguna valencia, pero cualquiera sea la discordancia no llevará mucha agua para el molino de uno o de otro.
En esa paridad, que se da incluso en la merma de contundencia que ambos sufrieron a medida que fueron escalando categorías y agregando kilogramos a sus físicos, se apoya el intento de previsualización.
Salvo que alguno conecte un mano certera (un viejo axioma dice que “el golpe más justo puede noquear al más fuerte”), es difícil que la historia del combate no llegue a los doce capítulos.
Y, llegando a la distancia estipulada, es donde comienzan a tomar cuerpo las sospechas sobre la nobleza de quienes tienen que fallar. Antes, muchos boxeadores argentinos lo sufrieron en carne propia, se valoraba el ataque. Con Mayweather la óptica la modificaron notablemente.
En toda pelea a los puntos el detalle marca la diferencia. Pero, habría que agregar: según con el cristal que se mire.
