No perdió…pero tampoco ganó. Tal vez en esa lectura simplista, el 1-1 ante Alumni tenga cierto valor para Sportivo Desamparados pero en la realidad el empate suena más a estirar una agonía a vislumbrar un horizonte de esperanza. Es que no hay reacción. No hay luz en este oscuro presente puyutano porque el equipo fue mucha voluntad, gran entrega pero poco fútbol. Y eso, agregado a la ansiedad y la impotencia, terminó armando un combo que no estalló por esas cosas que solamente el fútbol tiene. Hoy, el 1-1 suena a darle una aspirina a un enfermo terminal cuando lo imperioso es ya una cirugía mayor. Sportivo y su historia no pueden seguir perdiendo puntos, tiempo no prestigio. El esperado reordenamiento se impone desde los estamentos dirigenciales hasta llegar al equipo. Una dosis de seriedad, de sinceridad y de aplomo es elemental sino seguirán viniendo partidos, derrotas, empates o victorias para caer en saco roto.

Hubo un partido y Sportivo intentó jugarlo con los argumentos que fueron bandera eterna: pelota bien jugada, bien ofensivo. Arrancó ilusionando y en apenas 12′ tuvo dos chances netas en la zurda de Adrián Benito que no acertó en la definición. Fue,lamentablemente, un espejismo para Desamparados porque poquito a poco, fue haciendo pie la desesperación y ya Sportivo no lo pensó al partido. Fue enceguecido, sin pensar ni elegir el mejor camino. Fue por ir, porque tenía que ir. Así y todo, a los 21′ generó una más en un remate de Garrido que el arquero Ronco tapó. Pero claro, la lucidez inicial se había ido y Sportivo empezó a desprotegerse atrás. Avisó Strada a los 32′, entrando solo.

En la segunda parte, Vázquez empezó moviendo el banco y acertó en uno de los tres cambios porque mandó a Romero por Benito y con eso encontró algo mas de fútbol pero en las otras dos modificaciones la erró. Sacó a Garrido y dejó a Piacenza, acalambrado desde el primer tiempo y se privó de las subidas de Farías manteniendo a un Díaz más que impreciso. Pero así y todo, Sportivo lo buscó. Con todos sus errores a cuestas, fue. Enfrente tuvo a un Alumni mediocre que le sacó ventajas de un tremendo mamarracho de Tambussi. Iban 15′, lo desbordaron y Herrera enmudeció a Puyuta con el sorpresivo 1-0. Se incendió el estadio hasta que Parisi emparejó el marcador. Desamparados apostó en la jugada final ese restito que le quedaba pero no le alcanzó. El empate era condena y hoy por hoy, ese punto no suma.