La semana empezó con el viaje. El largo viaje para algunos desde San Juan hasta Portugal. Menos cansador para otros porque tuvieron que ir de España hasta el país lusitano. Y mucho más cómodo para aquellos que juegan en el hockey portugués. Lo cierto que después de esos días de traslado llegaron de inmediato los entrenamientos. Y fueron durísimos después del primero que salió más de ambientación que otra cosa. Jornadas a doble turno, mezclando actividad sobre los patines en la coqueta cancha del Benfica, con otra de total fuerza en el gimnasio del cómodo y práctico club lusitano. Así pasaron éstos primeros días de la Selección Argentina mayor de hockey sobre patines que encara en Portugal la última parte de entrenamientos con vistas al Mundial de la especialidad, que está dentro en los World Roller Games que se desarrollarán dentro de poco en Barcelona (España). "La verdad, los muchachos han trabajado con tanta intensidad que es lógico que tengan mañana (por hoy) un día de descanso…", tiró el propio entrenador José Luis Páez, quien se mostró plenamente conforme con las prácticas del equipo que él dirige. "No hay que esforzar en demasía los músculos -continuó- y cuando vimos que varios tenían muy cargados los aductores, glúteos y algunos los gemelos, decidimos que debían tomar descanso". Todo esto fue ayer al mediodía, cuando terminó la actividad semanal. Después, por la tarde, el grupo se fue de paseo y de compras a un centro comercial cercano al lugar donde están alojados.
El "Negro" Páez agregó más adelante: "Acá estamos bárbaro. Tenemos la colaboración del fisioterapeuta Márquez, que es del Reus, que nos está siguiendo muy bien. Las instalaciones del Benfica son maravillosas y encima hay mucha gente que nos ayuda en lo que sea. Este lunes (por mañana) vamos a terminar la primera parte del entrenamiento que nos propusimos. Es la fase de toma de contacto, que se refiere más que nada al aspecto defensivo. Después vendrá otra actividad que también trabajaremos en específico". El grupo aprovechará hoy para juntarse en un "asadito" en la casa del capitán Carlos Nicolía, donde le festejarán el cumpleaños a su hijo Cristiano, el chico que acompaña permanentemente los entrenamientos.
