"Es un grandísimo jugador. A veces a los goleadores como él se les cierra el arco en un partido y no hay caso. Pero no tengo dudas que se le va a abrir en el próximo". Gabriel Omar Batistusta, máximo goleador en la historia de la selección Argentina, sabe de lo que habla cuando lo hace de romperredes. El Bati tiró esta frase post 1-0 ante Nigeria sobre Gonzalo Higuaín, quien en el estreno suyo en un Mundial marró tres chances netas. Parece que Pipita, acostumbrado a salir a flote cuando da la sensación que el barco se hunde, lo escuchó. Y cómo. Marcó tres tantos en el triunfo por 4 a 1 de Argentina sobre Corea del Sur, es el goleador del Mundial, es el primer nueve que marca en Sudáfrica e igualó el récord que tienen Batistuta y Stábile de marcar por triplicado en un encuentro mundialista. Con él, Argentina encontró ese jugador que resuelve en los últimos metros de forma correcta. Un argumento indispensable para aspirar a la tercera copa.

Tener a Diego Milito mirándolo de cerca no fue una presión para Higuaín. Tampoco para Maradona que apostó por él una vez más de entrada. El hijo del defensor Jorge Nicolás le empezó a responder a los 32′ del primer tiempo cuando metió un frentazo preciso para estampar el 2-0 parcial y cortar la sequía con la albiceleste. Antes, había tenido en su haber del partido un tropezón y una media chilena digna de un amateur. Sin mucho abastecimiento, se corrió a los costados y demostró que tiene una gran técnica. Pero lo suyo es el gol, como en el tercero, el de la tranquilidad definitiva, tras el zurdazo de Messi al palo. El tercero llegó con otro frentazo, en este caso como pregona otro goleador como Bianchi, a contramano de dónde viene el arquero. "La verdad que estoy muy contento, es un triunfo importantísimo, estamos prácticamente clasificados", aseveró en conferencia de prensa, rodeado de medio centenar de periodistas. Sobre ser el top entre los goleadores sostuvo "me pone contento estar en la cima de esa tabla y esperemos seguir así. Aunque lo más importante es la Selección".

Higuaín y la selección no transitaron juntos un clásico camino de rosas. De hecho, cuando tenía 18 años y lo llamaron para un juvenil, dijo que no para así seguir contando con la doble ciudadanía (nació en Finisterre, Francia, en 1987) y tener más chances de una transferencia a Europa. Su historia era comparada por los galos con la de otro artillero como David Trezeguet, cuyo padre es argentino. Pero donde empezó a ser distinto el tema fue cuando Raymond Domenech lo llamó a un amistoso en el 2006 y respondió que no. "Quiero a los dos países por igual, aunque en su momento sé que tendré que definirme por uno", respondió entonces, una vez que ya era jugador de Primera en River y le había convertido dos golazos a Boca en un superclásico que lo catapultó, meses más tarde, al Real Madrid.

Finalmente en setiembre del año pasado y luego de relegar en el Merengue nada menos que a Raúl (segundo máximo goleador histórico de ese club), Maradona se fijó en él para llamarlo. Su debut fue con un gol clave ante Perú en su amado Monumental de Núñez, aunque el héroe de esa noche fue San Palermo con el tanto ya en el descuento.

Desde entonces, siempre fue titular para Diego. Le cumplió con el grito en el amistoso ante Alemania, cuando el DT reveló "encontré el equipo". Con Tevez y Messi a su alrededor, a Higuaín, quien tuvo hace poco un affaire con Luciana Salazar, todo se le simplifica. En la mañana de nuestro país en que los coreanos rodearon a Lionel con dos, tres y hasta a veces cuatro futbolistas, él fue el más beneficiado. Marcó tres goles. Se sacó la mufa. Entró en la historia grande de nuestra selección. Maradona lo mimó diciendo que estuvo "implacable". Y Gabriel Omar una vez más la embocó. Esta vez no en el arco rival, pero sí con su pronóstico.