Los giros libres y una gimkana (competencias con chicanas) son la excusa para que varios pilotos del motociclismo nacional, de años atrás, se reúnan. Se reencontrarán con su dorada época deportiva y lo harán en las máquinas en las que experimentaron la alegría y la impotencia que dan una victoria o una derrota. Esas motos que marcaron un momento de sus vidas han sido reacondicionadas. Sus motores que dormían en algún viejo taller el sueño eterno del olvido, volvieron a ronronear. El ruido de sus escapes libres retumbó entre cuatro paredes, como antaño. Entre esos “locos” que dibujaron y, aún ahora, dibujan curvas con sus rodillas raspando el piso, estará Mario Frack.
El piloto sanjuanino, que consiguió sus mejores logros con un prototipo armado en San Juan, recibió a fines de julio la invitación para participar del tercer “Festival internacional de motos de carrera de época”, que se realizará el próximo sábado en San Rafael, Mendoza. El bichito le picó y su entusiasmo contagió a dos amigos, Fernando Almirón y Horacio Mas (hijo). Uno, el primero, era uno de los más entusiastas colaboradores de ese equipo. “Sus consejos sobre estrategias de carrera eran lúcidos y certeros”, cuenta hoy el piloto. El segundo, que junto a su padre habían moldeado artesanalmente partes del motor y la carrocería de lo que se llamó “HM-100”, es quien tenía guardado en su taller la moto.
Por esas cosas de la vida que no tienen explicación, Almirón falleció el pasado 9 de agosto. El dolor que causó su deceso implicó el lógico desaliento de sus dos amigos. Después, con el correr de los días, ambos, piloto y mecánico decidieron acudir a la cita en memoria de quien se había alegrado como un niño con juguete nuevo cuando fue invitado por Frack a revivir momentos felices de sus vidas.
“Sinceramente, el deceso de Fernando fue un golpe muy duro de asumir (NR: sufrió un infarto fulminante) ya habíamos fijado fecha para empezar a trabajar en la moto”, contó Frack.
La máquina, fabricada sobre la base de una Puma 98, a la que Horacio padre y Horacio hijo le colocaron una caja de 3 marchas, porque esas motos, fabricadas durante la Segunda Guerra Mundial, venían de fábrica con una caja de 2 marchas. Además de armar la carrocería, al motor le pusieron un cilindro y un cigüeñal hechos con sus manos, a los que para colocarlos debieron retocar el cárter.
La HM-100, con la que Mario Frack ganó varios campeonatos sanjuaninos y cuyanos y con la que se coronó campeón chileno en 100 y 125cc en 1991, volverá a correr. Para hacerlo la rearmó uno de sus diseñadores, que asumió el compromiso en memoria de su padre fallecido. Y la pilotará quien la llevó a la victoria tantas veces, empujado por el recuerdo de sus dos amigos que ya no están.

