Con una sonrisa, dijo que son tan exigentes los entrenamientos, que en lo único que piensa cuando termina una sesión es en descansar. Por eso, y por el cuidado de no contagiarse de coronavirus, no ha salido a conocer mucho. Al mar, que lo tiene a 10 minutos, apenas lo visitó un par de veces. Pero lejos de quejarse o de mostrar un ‘atisbo’ de arrepentimiento de haber emigrado a Valencia, España, para seguir creciendo en el básquetbol , Juan Hierrezuelo afirmó con seguridad que pasa por el mejor momento desde que armó las valijas y se embarcó a esta nueva experiencia.

El sanjuanino de 20 años es el jugador con más minutos en cancha en los partidos de la temporada del Valencia BC, líder en su zona por el campeonato de ascenso de la Liga española. En esta etapa sus estadísticas mejoraron incluso a la anterior, y los números respaldan la sensación personal. En esta fase, su promedio es de 27 minutos de juego por partido, con 16 puntos anotados (65% de efectividad en tiros de campo), 7 rebotes y 1,5 asistencias.

El el ala-pivot de 2,08 metros de estatura está acostumbrándose a manejar un nuevo cuerpo. Ya no se trata de aquel niño de 5 años que le preguntaba a su padre Javier porqué había tanta diferencia entre su estatura y la de sus compañeros de jardín de infantes. Ahora, es cuestión de peso. Durante la primera etapa de aislamiento obligatorio, aunque entrenó en el departamento, subió hasta los 110 kilos de peso, unos 5 kilos a comparación de su peso ideal antes de la pandemia. Con el regreso al trabajo bajó hasta los 92 kilos. Actualmente, por masa muscular, subió a 95. “La principal diferencia que noto con el básquetbol argentino es que acá es mucho más físico. Y en m equipo en particular no hay margen para descansar en la cancha. Por ejemplo en Argentina, en defensa, podes bajar hasta mitad de cancha y recuperarte un poco. Acá no. Se presiona desde que el rival sale con la pelota. Y si el entrenador te ve cansado, salis automáticamente”, comparó.

Por una cuestión de vivir por experiencias similares, Juan tiene una mejor relación con los otros jugadores que provienen de otros países: un eslovaco,un islandés y un ruso. “¿Qué me preguntan de Argentina? Del mate y del asado. Para mi cumpleaños probaron las empanadas y nuestra versión del Vittel Tonè”, repasó. En tanto, si un argentino piensa en ir a visitarlo en algún momento que no se le ocurra aparecer sin alfajores. “Cuando pudo viajar mi novia, que reside en Buenos Aires, la mitad de la valija eran alfajores”, recordó.

Respecto a la selección argentina, el ganador de la medalla de oro en básquetbol 3×3 en los últimos Juegos Olímpicos de la Juventud en 2018 no tiene reparos en confesar su sueño de ser llamado en alguna ocasión de la selección mayor. El surgido de Ausonia, que todavía se contacta con algunos compañeros por videollamada, afirmó que ahora está enfocado en la recta final del campeonato con el club, que es la filial del  elenco que ya milita en la máxima categoría, el Valencia Basket . Por eso, su meta actual es formar parte de la mejor liga de un país que es protagonista a nivel mundial. “Ahora hay que ser fuerte de la cabeza”, sintetizó el sanjuanino.