Aún sin brillar el tricampeón mundial de los completos consiguió con un "escopetazo" definir una pelea que era equilibrada.

 

Con una derecha recta Anthony Joshua (22-0-0, 21 KO) destrabó una pelea igualada. Alexander Povetkin (34-2-0, 24 KO) lo complicó en Wembley, pero poco pudo hacer el ruso contra el poderío del británico. Fue nocaut en el séptimo round para retener sus tres coronas (AMB, FIB y OMB del peso pesado ante casi 90.000 personas en Wembley (no hubo lleno finalmente). A ese escenario volverá el 13 abril y tiene claro contra quien: Deontay Wilder. El estadounidense boxeará el 1 de diciembre contra Tyson Fury, si gana ambos están condenados a verse las caras. Los pesados no pueden tener dos reyes.

Ante Povetkin, Joshua pasó un duro examen. Fue mucho más complicado de lo que se esperaba. El ruso sorprendió a todos por su velocidad. Se quitaba el jab de Joshua y rápidamente entraba en la distancia con un golpe. Así, desbordándolo, complicó a Joshua en los tres primeros asaltos. Povetkin llegó con manos duras, sobre todo con voleados por encima del jab. Hizo que el campeón sangrase por la nariz, incluso. No se esperaba que plantase tanta batalla. El problema del aspirante fue su edad. Tiene 39 años y desde el cuarto round bajó la presión. Además, obviamente, tuvo el acierto de su rival. Joshua es un boxeador maduro y lo volvió a demostrar.

Ya no se enceguece por noquear y aunque su boxeo no contagia entusiasmo a las tribunas, no suelta el freno de mano salvo que esté seguro que hará daño.

Así fue que, en el séptimo asalto un jab al estómago dejó el mentón del aspirante descubierto… y ahí Joshua encontró el nocaut, luego que Povetnik cayera y se levantara muy conmocionado. Allí el campeón descargó toda su artillería y liquidó el pleito.