San Martín fue víctima ayer de una de las leyes de Murphy: "Si algo puede salir mal, va a salir mal". En el partido que podia ser bisagra para que el equipo que ahora dirige Roly Rodríguez mostrara una remontada de esperanza para su público, terminó siendo una caldera que por poco no explotó en peores consecuencias.
La derrota ante Tiro Federal por 1 a 0 dejó prácticamente reducido a un milagro de las matemáticas para que San Martín tenga una chance de ascenso. El quinto partido consecutivo sin victoria (2 derrotas y 3 empates) indica que el Verdinegro sigue en el medio de la tabla de posiciones, a 10 puntos de la línea de Promoción, cuando restan 24 unidades en juego.
La esperanza de ascenso prácticamente apagada, que se perdió en otra opaca producción futbolística del equipo, hizo que los hinchas perdieran la paciencia. Y algunos llevaron esa impotencia al borde de la violencia. Además de los cantos hostiles que arreciaron luego del gol de Tiro a los 23 minutos del complemento, ayer también un hincha invadió la cancha, desde la popular norte, corriendo hacia el banco de suplentes del verdinegro. Si bien el invasor fue reducido a tiempo, el partido quedó interrumpido durante 10 minutos, mientras otras 20 personas trepadas en el alambrado, amenazaban de hacer lo mismo, hasta que desistieron y volvieron a la tribuna.
En lo futbolístico, el equipo se mostró también la mayor parte del tiempo muy nervioso. Salvo los últimos 15 minutos del primer tiempo, cuando acorraló al rosarino y tuvo 5 claras situaciones de gol, que no las pudo concretar.
Desde el comienzo, el veloz Facundo Castillón, único delantero de Tiro Federal, fue todo un dolor de cabeza para la defensa verdinegra, siempre bien asistido por Bezombe o Sparapani.
Y fue en el segundo tiempo donde esa amenaza se hizo realidad. Un minuto después que el recién ingresado Rossi desperdiciara una situación frente al arco verdinegro, Castillón arrancó por el sector del pibe Más, lo superó, Maxi Herrera no cerró a tiempo y el rubio metió el zapatazo preciso para abrir el marcador.
No pasó otro minuto, que Ceballos tuvo el empate en sus pies. Frente al arco, en la puerta del área chica, se demoró y sacó un disparo suave, que permitió que se luciera el arquero Cárdenas en su estirada y tapara el gol. Reemplazado inmediatamente, Ceballos se convirtió en el símbolo principal de todo el enojo de la gente. Salvo un tiro libre de Zárate, que se fue muy cerca del ángulo, San Martín no tuvo otra oportunidad. La inseguridad ya había ganado la escena y no había fuerza en el local para conseguir al menos un empate.
