Pasaron once partidos. 126 días. Y San Martín volvió a caer en zona de Promoción, un lugar del que prácticamente se había "olvidado" en el cierre magnífico que tuvo en el 2011 y con el colchón de puntos que ya consumió este año. Ahora la situación es bien distinta para el Verdinegro, que de los últimos 18 puntos en juego sólo cosechó tres. Por lógica, los números dejaron de ser aliados y se convirtieron en una dura realidad. Pero si bien faltan diez partidos para definir la historia y el equipo perdió de cara a los próximos dos juegos a su máximo creador de fútbol, Federico Poggi, la premisa clave para salir de este presente es una: mantener la calma y, sobre todo, no entrar en pánico con los números del promedio, ésos que un día lo muestran a salvo de todo, y que tras una caída lo pueden ubicar incluso en descenso directo. La receta se aplicó en esa recta final que pintaba muy negra del Apertura. El presidente del club, Jorge Miadosqui, mantuvo a Garnero firme en el cargo y se cerró el año cosechando 13 de 15 puntos en juego, para una excelente campaña de 26 unidades en total.
Pese a los nubarrones, Garnero ahora no decidió un cambio de esquema. Continúa con su apuesta de dos "nueve" y lo que salta a la vista es la falta de abastecimiento para los Caprari, Penco o Graf, tal como sucedió el sábado. Si de generadores de juego se habla, Affranchino resulta una opción más que valedera y, en el tema ofensivo, la aparición de Núñez o más minutos a Roberval, son alternativas a barajar en el futuro inmediato.
Un equipo que adopta el célebre miedo escénico se paraliza. La recta final luchando por escapar del descenso directo o la Promoción puede tener esta consecuencia. El River de JJ López es una clara muestra de ello. Este San Martín de Garnero está a tiempo y, lo más importante, es que esta película ya la vio y, sobre todo, supo cambiarle el final.
