El entrenador de Boca Juniors, Hugo Ibarra, se marchó con preocupación por la irregularidad del equipo y su falta de juego en la derrota de anteoche ante Banfield, lo que provocará una revisión sobre el esquema para recibir a Instituto de Córdoba el domingo próximo en la octava fecha de la Liga Profesional.
Si bien buscó minimizar los efectos de la caída ("Esta vez nos tocó perder, tenemos que seguir mirando para adelante, falta mucho todavía", dijo), las sensaciones entregadas por sus dirigidos en el Florencio Solá lo llevarán a un replanteo para no perder el rumbo en el campeonato.
Voceros del cuerpo técnico le confirmaron a Télam que hay malestar por el bajo nivel de algunos jugadores importantes y que es concreta la posibilidad de volver a utilizar el módulo táctico 4-4-2 en busca de solidez colectiva.
Esta decisión iría en contrario a la confianza que demostró el formoseño en la rueda de prensa tras las práctica del viernes pasado cuando aseguró: "Acá no hay misterios, contra Banfield voy con el mismo equipo que con Defensa, confió en los mismos jugadores".
El respaldo a la formación, dispuesta en un 4-2-3-1 o un 4-3-3, según momentos del juego, quedó sepultada anoche por uno de los rendimientos más bajos de su ciclo. Boca mostró una alarmante carencia de juego como le pasó en la derrota ante Talleres y en el empate con Defensa y Justicia, especialmente en el primer tiempo.
En la primera parte del partido con Banfield volvió a ser un conjunto sin actitud, con muchos metros de distancia entre sus zagueros y los hombres de punta, lo que llevará a Ibarra a recalcular sobre el dispositivo táctico.
Banfield llegaba en el último puesto de la Liga, necesitado de conseguir sus primeros tres puntos, y lo superó con claridad en el primer tiempo a partir de una eficaz presión en la zona media.
El domingo, Boca recibirá a Instituto. El sábado 25 jugará por Copa Argentina ante Olimpo en Chaco.
La distancia de un gol resultó corta frente a la disponibilidad de un penal atajado por Sergio "Chiquito" Romero y de un disparo del defensor Emanuel Coronel que hizo contacto con la cara externa del palo derecho.
"El equipo tuvo dos momentos: en el primer tiempo no encontró la pelota y en el segundo, con los cambios, mejoró. Por eso lo saqué a Óscar Romero por (Cristian) Medina, ya que creí que podía solucionar el tema más preocupante, el mediocampo", justificó.
La baja de los rendimientos en esa línea es lo que desvela hoy al entrenador, a su cuerpo técnico y al Consejo de Fútbol liderado por Juan Román Riquelme. El caso más emblemático es del capitán Guillermo "Pol" Fernández.
Con Medina y Exequiel Fernández, otro de los cambios al comenzar la parte final, Boca tuvo otra dinámica y pudo explotar la velocidad de Luca Langoni en el ataque.
El buen ingreso de "Equi" Fernández pone en duda la permanencia de Alan Varela en el equipo. Hasta el momento, las veces que jugaron juntos no rindieron bien y cada vez que el ex Tigre se paró en el medio de la cancha mostró diferencias con un Varela que está lejos del buen nivel de la temporada pasada. Una crisis que necesita respuestas rápidas y concretas.