En una demostración de fortaleza, convicción y oficio, Emiliano Ibarra (Gremios por el Deporte) se quedó ayer con la primera etapa del vigésimo primer Giro del Sol. El santafecino, fue el único sobreviviente de una fuga que nació cuando transitaban por Tupelí, compuesta por una docena de ciclistas, que fue perdiendo efectivos a medida que la carrera entraba en su fase final.

El ciclista nacido en Carcaraña, pero radicado hace un par de décadas en San Juan, tuvo la fuerza física, y mental para sobreponerse a los distintos obstáculos que le propuso la carrera.

Fue el único de su conjunto que entró en la escapada, la primera importante del día porque hasta ese instante, todos los que habían tratado de romper la armonía del pelotón eran fagocitados por el enjambre multicolor, dispuesto a no dar ningún tipo de ventajas, como ocurrió con Ángel Naveda (Fundación Emanuel Saldaño), Nahuel Mëndez (Municipalidad de Rawson) y Tomás Suárez (Rower San Luis), que saltaron y sacaron unos metros a favor, en la rotonda de Avenida Uñac y Calle 11, pero fueron alcanzados, apenas pisaron Ruta 40 dejando atrás Calle 14.

Alguna que otra escaramuza hasta la meta de montaña en El Cerrillo, que ganó Mauricio Páez (EGD). Un raudo viaje en pelotón compacto cruzando Cochagual, hasta pasar el Puente Viejo donde se produjo la alternativa que marcó el desarrollo del parcial de apertura, corrido bajo un manto de nubes. Parecía que el sol, que había calentado fuerte la mañana, se apiadó de quienes lo homenajean con su Giro, y se escondió permitiendo que mermara un poco la temperatura.

Doce apóstoles quedaron arriba: Ibarra (EGD); Mauro Richeze (CTQ), César Paredes (SEP), Juan Boldú y Lorenzo Díaz (Rower); Caio Godoy (Sel. de Brasil), Nicolás Cabrera (Sel. de Chile), Edwin Moyata (Pio Rico). El equipo que logró meter más hombres en la fuga fue el municipal pocitano, que contaba con cuatro ciclistas: Rubén Ramos, Juan Martín Reyes, Leandro Velárdez y Darío Díaz.

Entrando a 9 de Julio llevaban 1m45s con respecto a un pelotón que no se esmeraba mucho en cerrar el hueco. Con la Agrupación Virgen de Fátima y otras escuadras que no tenían gente arriba en la cabeza del pelotón la distancia comenzó a acortarse. Entrando a Santa Lucía, en Solís y Ruta 20, era de 51s.

Ya en San Martín el fuerte viento que cruzaba la ruta y la lluvia, que por momentos era llovizna, y en otros instantes chaparrón, la carrera se complicaba. El primero en ‘bajarse’ del grupo de cabeza fue el boliviano Moyata. Antes de ingresar a Angaco, Velardez saltó rebelándose a entregarse al grupo que sin enloquecerse venia achicando distancias. De los doce, quedaron seis Velardez, Reyes y el puntano Lorenzo Díaz, Cabrera, Paredes e Ibarra.

Al entrar a Albardón la diferencia era de medio minuto. Por La Cañada quedó un trío arriba, Emiliano Ibarra, Velárdez y Díaz. Entraron a Ruta 40 con 44s de ventaja. Mientras transitaban por Campo Afuera se engancharon Díaz y Velárdez, ambos se fueron al piso, y desde allí Ibarra debió correr en soledad hasta la línea de meta.

Hombre de mil batallas, y eximio contrarrelojista, Emiliano se tomo de arriba de su manillar, redondeó su pedaleo firme y domó a las fieras que venían relamiéndose detrás suyo.

 

El líder del Giro

"Me sentí ganador cuando cruce la línea"

El podio. Ibarra, en el centro, junto a su compañero Navarrete y Messineo, quienes lo escoltaron en la etapa.

Fresco como una lechuga, después de los exigentes 153 kilómetros que completaron ayer los participantes de la carrera, Emiliano Ibarra, confesó que recién cuando cruzó la línea de meta se sintió ganador. "Cuando faltaban veinte metros, miré hacía atrás y me di cuenta que no me la quitaba nadie, recién ahí me sentí ganador", comentó el pedalista de Gremios por el Deporte.

Consultado sobre como se dio la carrera, Emiliano explicó que sintió buenas sensaciones toda la tarde. Que se sentía seguro de lo que estaba realizando, y que pensaba que iba a definir con Velárdez y Díaz. "Veníamos trabajando bien, el pelotón se había acercado bastante, pero notamos que la diferencia se había estancado. Lamentablemente ellos se tocaron y no pudieron llegar arriba. Entonces sabía que no tenía que frenar mi ritmo. Le dí con todo, sabiendo que si conseguía entrar al autódromo con buena diferencia, podría tener posibilidades de defenderla. Se dio así, y estoy muy feliz", concluyó.