Fueron seis goles desalmados, sin festejos. Apenas algún abrazo de compromiso, con un estadio vacío y la sensación de que Racing estaba jugando un partido de preparación. Todo esto fue lo que dejó la dolorosa eliminación de la Copa Libertadores. La cabeza de los jugadores académicos estaba lejos del Cilindro. Todavía se habían quedado en la Bombonera. En el fatídico 0-2 que lo dejó sin semis. Por eso, en el primer tiempo contra Godoy Cruz el equipo de Beccacece pareció no estar presente. Volvió a mostrar la misma imagen pálida que en la Bombonera, y se fue al descanso perdiendo 0-1 y con Arias como figura. Al despertar. Al centrar la bronca, Racing le terminó haciendo seis en 45 minutos al pobre Tomba.
Lorenzo Melgarejo y Matías Rojas, dos de los más apuntados por el bajo nivel mostrado el pasado miércoles, se desquitaron por completo. El primero hizo triplete y el segundo un doblete. Fértoli, sobre la hora, puso el sexto con un nucazo. Todos se liberaron luego de un primer tiempo muy pobre.
No se entendió, en realidad, por qué el entrenador repitió el esquema de la Libertadores. Ante uno de los equipos más flojos de la Copa Diego Maradona, Racing salió a la cancha con cinco defensores, Alcaraz al lado de Miranda y Lisandro muy solo arriba. Sobraban jugadores en campo propio y el capitán, que hace 24 partidos que no la mete, sufría los constantes pelotazos. ¿Qué cambió en el segundo tiempo? Alcaraz se liberó completamente, Rojas encontró libertades y los laterales volantes (Domínguez y Mena) jugaron veinte metros más adelantados. Todo con la complicidad del arquero Ramírez, quien tuvo flojas reacciones en los primeros tres goles.
Con la goleada, Racing cerró el año al menos con una mínima alegrías. Para Beccacece, al que todavía le quedan dos juegos al mando del plantel, maquillar una flojísima campaña en el torneo local también le viene bien para dejar mejores sensaciones. Fueron seis desquites para arrancar un 2021 con el tanque vacío y las ganas renovadas. A esta altura, y tras un 2020 difícil, no es poco.